domingo, 25 de febrero de 2024

Entre juegos, trabajos y señales

El lunes tuve la sesión de peluquería. Lo positivo: corte chulo, color chulo, 100€ al instante, conocer a Carlos, de la agencia, que siempre está bien para meter un poco la cabeza, que haya gente apañá que se queda contigo y te acercan a casa. Lo negativo: la cantidad de horas que echamos allí, verme rodeada de gente que no conozco (cada vez soy más antisocial), alguna "compañera" mala onda. 

Las tareas no han sido las más divertidas, pero las he hecho todas (salvo las frasecitas de dios; sigo sin verle el sentido). 

Mi cita fue un paseíto rápido y unas compras precarias que sólo me recordaron que no estoy en situación de gastar. Anulé la que iba a ser más interesante porque el tiempo no acompañaba una mierda. 

He hecho limpieza, he organizado el trabajo para el próximo mes y medio, he sacado cancioncitas, y me he enganchado a Ozark, que mola mucho, mucho. 

Seguridad... y decir las cosas a medias, o decirlas demasiado claras, o no decirlas a tiempo. Hay curro ahí.

Paso de madrugones ya. Amanece cada día más temprano. 

Esta semana que entra tiene mejor pinta. Y, aparte del ejercicio, sólo tengo que escribir los dos artículos para la revista. Ya entraré en manteca en marzo con las fechas límite, las grabaciones, y los dolores de cabeza. Tengo un mes. Punto. No hay excusas.  


Si se miran las cosas con atención, consigues verlas. Está bien hasta que empiezas a sobreanalizar y entras en bucle, y te agobias, y ya no quieres ver más. Pero estar atenta a ciertas cosas te abre caminos interesantes. Es como magia; te anticipas a lo que va a pasar, porque "lo ves". Me pasaba mucho de pequeña. Pero no es magia, es ciencia. Aunque la ciencia es bastante mágica de por sí. 

El cerebro tiene un potencial inconmensurable. La neurociencia está avanzando mucho, pero hasta lo que no sabemos explicar todavía tiene una explicación. El cerebro es un ordenador, y los ordenadores se programan. Después de eso todo es fácil. Hasta un niño sabe manejarlo. 

Cuando lo entiendes, entiendes también que la gente "crea" en algo. Siempre he pensado que puestos a creer en algo, mejor cree en ti, pero no parece suficiente para el mundo. En todo caso, creer está bien, en lo que sea. Incluso no creer en nada es creer en algo. Si sirve, está bien. Ese es el fin de las creencias: que sirvan, que ayuden, que aligeren, que desahoguen, que den sentido a lo que no parece tenerlo. Si lo crees, lo creas. No es espiritualidad for dummies, es ciencia. El cerebro funciona así. 

Debería escribir un libro (lol)

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