jueves, 28 de abril de 2022

Cheers

A pesar de los que hacen la guerra, de los que matan a los animales por diversión o por sadismo, de los que hacen daño a conciencia. A pesar de las amenazas, las enfermedades, las injusticias, las torturas, las agonías, los traumas, los gilipollas, las bombas y las armas nucleares...  A pesar de todo, la vida vale la pena cuando encuentras esos momentos de luz en aquellos que admiras, los que te representan, los que te hacen de espejo, de feedback, de colchón. Y agradeces el simple hecho de haber tenido la suerte de ser contemporáneos (ni siquiera coincidir en el espacio, tan solo en el tiempo). 

Siempre existe esa toma de corriente donde poder recargarnos. Y con la batería al cien por cien no queda otra que gastarla. Vivir. Aunque sea a base de fantasías, o logrando pequeñas o grandes metas. Cuando conectas eres feliz, y lo malo pierde protagonismo, se queda en algo que está ahí y con lo que hay que lidiar, como un vecino pesado con el que te cruzas a diario, "venga, hasta luego", y ya. No tiene más peso. Es irrelevante. Cualquier persona (o cosa) que contribuya a despertar con esos ojos... eso sí que importa. Que te hagan llorar de risa, que te inspiren a ser mejor en todo, que le pongan palabras a lo que tú quieres decir y no te atreves. Es como encontrar un tesoro lleno de joyas enterrado en la arena cuando tú sólo buscabas piedras bonitas. Y aun así, se puede idealizar todavía más y sigue siendo perfecto. Lo intangible es así de bonito. 

Y hoy es increíblemente fácil. Estamos más cerca que nunca de todo y de todos. A un clic. Y desde ahí te mueves, inventas, creas, te equivocas y aciertas. Desde ahí vives tu vida a tu manera, quitándote de encima las cenizas del pasado, sacudiendo el polvo a las ideas mugrientas del desván, abriendo las putas ventanas aunque esté lloviendo a baldazos para que entre aire nuevo. 

Puede que dure un segundo, o que dure para siempre. Da igual. Por un segundo o por todos: 

Cheers, R.G.