martes, 7 de mayo de 2024

El final del camino

Ya se acabó. El domingo hice mi última semana de "rehab". Han sido tres meses tan intensos y bonitos que casi tengo miedo de haber terminado, y que de pronto todo se derrumbe. Pero no es eso lo que he aprendido. He aprendido más bien lo contrario: a tener suerte, a creer para crear, a dedicarme el tiempo necesario (con sus ratos de "aburrimiento" incluidos), a esperar lo mejor, a tirarme (porque aparecerá la red), a ponerme delante de la montaña y subirla sin mirar arriba, a estar atenta, a pedir y (mágicamente) recibir, a ocuparme de la cantidad y confiar en la calidad... Y no lo he aprendido por leerlo en las páginas de un libro; lo he aprendido porque me ha pasado, porque lo he experimentado, porque lo he vivido tal cual. Me tomarían por loca si me pongo a contar la de cosas "raras" e increíbles que me han pasado en los tres últimos meses. De hecho, perderían sentido si las cuento. Hay que vivirlo. Hay que estar ahí para entenderlo. Como el chiste: Un judío llega al cielo, le cuenta a dios un chiste sobre el holocausto, y dios le dice "no lo pillo, no le veo la gracia" y el judío le contesta "supongo que tenías que haber estado allí". 

Estos dos días ya no he escrito nada. De hecho venía haciéndolo de forma muy escueta las últimas veces. Igual cambio los cuadernos por el Word y continúo con la práctica. Salen cosas interesantes a veces.
También seguiré, ahora de forma más consciente, buscando ratos de esparcimiento para mí sola. La buena temperatura acompaña. 
Lo más destacable de la semana es que el domingo me encontré en la calle algo que cuatro días antes había pensado que quería encontrar. Así de bizarra está mi vida últimamente. Encuentro las cosas que quiero encontrar (esa moneda, aquella piedra) sin buscarlas, sólo estando atenta. Me tropecé literalmente con ellas. Y llegan dentro del plazo, pero rozando el final. La paciencia es algo que también he aprendido. Llegar, llega, pero a su tiempo. 
Tengo que dejar los malos vicios y la procrastinación. Esos hábitos de mierda que me absorben el tiempo y la energía. Puedo hacerlo (¡puedo hacer lo que quiera!), pero tengo que querer hacerlo, buscar las razones adecuadas, las que a mí me sirvan... (siempre estará mi "vieja, gorda y cansada obsesión" de por medio para ayudar). 

IDEAS. Tengo la cabeza llena de ideas. Y lo más loco de todo es que creo que hasta las más absurdas, ridículas e improbables pueden acabar sucediendo. 


¡GRACIAS ECDA!