jueves, 28 de agosto de 2014

Miedo

Se define el miedo como una respuesta natural ante una situación de peligro. Pero muchas veces el peligro es imaginario o incluso irracional. Yo tengo miedo a los bichos, por ejemplo, y no hay peligro alguno, ni justificación, ni nada.
Cuando el peligro es real, creo que el miedo actúa como baremo: cuánto estás dispuesto a arriesgar por conseguir lo que quieres. En este caso el miedo solo determina el nivel de importancia de las cosas, y superarlo es la única manera de seguir. Con miedo nunca se hubieran descubierto los continentes, no hubiéramos llegado a la luna, ni escalado el Everest.
A mí me dan miedo muchas cosas, por ejemplo conducir. Soy la peor conductora del mundo. Soy despistada, nerviosa, no calculo bien las distancias y no me fío de los espejos. Cuando empecé a trabajar en Otura, hace unos años, tenía que ir en coche o tomar dos autobuses que me retrasaban lo indecible. No había más opción que vencer el miedo al coche y conducir. Aún así, estuve dos semanas evitando cogerlo, yendo en autobús y arriesgándome a retrasos que me hicieran llegar tarde al trabajo. Cuando me decidí a coger el coche lo pasé fatal. La noche anterior no pude dormir, sudé océanos hasta que llegué a mi destino, el corazón se me salía por la boca. Cuando llegué y aparqué pensé “soy una campeona”. El segundo día se me ocurrió bajar la ventanilla y relajarme. El tercero ya iba con la música puesta, fumando y a 120 por la autovía.
Cuando me vine a vivir a Granada también tenía miedo. No conocía a nadie, salvo a mi compañera de piso, y tenía que aprender a hacerlo toda sola (resolver los problemas de la facultad, papeleos, líneas de autobuses, moverme sola por una ciudad grande…). En verdad no eran esas cosas las que me daban miedo, sino lo que me provocaron: angustia. Una angustia muy grande que me tuvo llorando la primera semana. Dejar mi casa no me sentó nada bien, de hecho la noche anterior a la mudanza me hice pis en la cama. Creo que no fue casualidad que esa misma noche dieran Forrest Gump por la tele; había que vencer al miedo. Después de esa primera semana fatídica, ya no quería volver a Motril ni a palos.
Otra cosa que superé fue el miedo escénico. La primera vez que tuve que subir a un escenario estuve “doblá” un mes antes: nervios, dolores abdominales, ansiedad… No eran los nervios normales que tengo ahora antes de entrar a escena. Aquella era la primera vez, y la primera vez es la del miedo. Sentimos miedo de lo desconocido. El miedo es incertidumbre; el no saber es lo que paraliza. Cuando te atreves con la primera vez, las demás ya no asustan, porque ya sabes lo que hay, ya tienes a qué atenerte y el miedo desaparece. Todavía me siento orgullosa al recordar los huevos que le eché, porque solo yo sé lo mal que lo pasé, me veía simplemente incapaz. Pero yo quería ser actriz desde que era un moco y me ponía a imitar a todos los personajes de las películas que alquilaba mi padre. Pero para ser actriz, ¿tenía que pasarlo tan mal? ¿Valía la pena? Sí. Y salí al escenario. Y desde ese día no he dejado de hacerlo, siempre con nervios, pero ya no con miedo.
“Chorradas” como éstas tengo para aburrir, ejemplos miles de cosas que me dan miedo (algunos, realmente, no son ninguna chorrada) y que he superado no sé cómo. Superar el miedo es imprescindible. Puede que no te lleve a la victoria, puede incluso que mueras en el intento, pero si no le echas huevos a la vida, nunca conseguirás lo que quieres. Y eso, por lo menos a mí, sí que me da miedo.



"Aquel que no es lo suficientemente valiente como para tomar riesgos no logrará nada en la vida" (M. Ali)

miércoles, 27 de agosto de 2014

Sobre mis últimos trabajos en la pantalla

El cortometraje que rodamos en octubre, "Camino de Sombras", ya está "camino de ver la luz" (la falta de nicotina me agudiza la creatividad para los chistes malos). Se retrasó el proceso de postproducción por temas que desconozco, pero al menos el trailer ya está listo.




Y otra buena noticia es que finalmente "Fruta Pocha" ha ganado el primer premio a mejor dirección y mejor cortometraje en la categoría Creative del VII Concurso Corto-Joven Ciudad de Toledo. Así que me siento contenta por la dire, y por haber tenido algo que ver en este tema. Espero que pronto pueda publicarse.



Además "Chocheando" está teniendo una muy buena acogida. Lo hemos inscrito en un montón de festivales tanto nacionales como internacionales, lleva más de 1100 visitas en poco más de una semana, y los comentarios que me han llegado por privado y vía FB son muy positivos. A la gente le está gustando, así que es posible que nos seleccionen en algunos de los festivales.

domingo, 24 de agosto de 2014

Carne de cañón

A veces tengo que hacer verdaderos esfuerzos sobre humanos para entender los intereses de los demás. Qué quieren de mí, por qué o para qué. ¿Y qué pasa después? ¿Se desecha a las personas cuando ya no te sirven? ¿Qué fin maquiavélico se esconde detrás de ciertos comportamientos? Siempre he pensado que ser bueno o malo es algo subjetivo, como la belleza. Depende de los ojos que te miren. Pero hay casos evidentes en los que no cabe duda, ni subjetividades, ni leches. Casos en los que la maldad actúa a conciencia. Quizás sea difícil entender las motivaciones de la gente que hace daño (trastornos mentales, venganzas, odio, rencor, autodefensa, simple chulería barata…). Sea por la razón que sea, a las personas dañinas las quiero bien lejos. Envenenan, son tóxicas, y no aportan nada a tu vida que no sea  mal rollo (y mal rollo en el mejor de los casos). Creo que moverse solo por intereses es de ser muy bajo. Impide ser considerado con la gente, con sus sentimientos y a veces causan daños irreparables sin ni siquiera ser conscientes de ello. Yo he aprendido a blindarme de arriba a abajo porque soy muy de creer en los demás, en que nadie hace daño por el placer de hacerlo, pero en la mayoría de los casos hacemos daño sin querer, o pensamos "igual le jode un poco, pero tampoco se va a morir por eso...", y entonces parece que el mal está justificado; nos quedamos con la conciencia tranquila. No voy a excluirme porque seguramente yo habré hecho daño sin querer alguna vez, pero jamás a conciencia. Lo que sí hago por sistema es tratar como me tratan, e incluso en esos casos he sido más que benévola (por no decir imbécil) con mucha gente, quizás por pensar como una ilusa que así, lo mismo, son los demás los que se ponen a mi altura y no al revés, pero rara vez funciona. Supongo que hay que ser un poco hija de puta, pero me jode tener que adaptarme a eso cuando yo no soy así. A la gente se le llena la boca diciendo “sé tú misma”, comparte cartelitos de "quiérete tal como eres" en el facebook, y ese tipo de chorradas, pero cuando te comportas como eres en determinados contextos te dicen “no tenias que haber hecho eso", "no tenías que haber dicho aquello", "no tenías que haber reaccionado así". Yo sé que por ser como soy he perdido algunas cosas pero por esa misma razón también he ganado muchas otras. Citando a Sabina “por decir lo que pienso sin pensar lo que digo, más de un beso me dieron y más de un bofetón”.
Me pasó hace poco que me invitaron a participar en una maratón de teatro en Atenas, y una vez más los intereses mandaron a la mierda cualquier tipo de consideración personal. No voy a decir que no me dolió pero en el fondo, este tipo de golpes, me ayudan a cultivarme más, a conocer a las personas (a las que se han portado bien y a las que no), y en cierto modo, no renunciar a lo que soy, aún a riesgo de bofetones, siempre es una victoria. Si te haces valer, te valoran; no hay más. Puedo ser carne de cañón, pero solo una vez por persona.Yo también tengo mis propios intereses...

jueves, 21 de agosto de 2014

Operator

La vida es una sucesión de momentos buenos y malos, intercalados para que no se nos vaya mucho la olla ni por lo uno ni por lo otro. Seguramente el secreto está en aprovechar bien los buenos y no hacer mucho caso a los malos. Pero suele ocurrir que los buenos pasan tan rápido y los malos tan despacio…
Un paso, y otro, y otro y acabé andando un buen caminito. Pero a mi estilo, sin fijarme demasiado, sin pararme a pensar; "to palante". Estaría diseñado así. Cuando algo se acaba significa que otra cosa nueva empieza. Podrá ser buena o mala, pero a algún sitio te va a llevar. Tampoco ha estado tan mal, porque existe un mundo donde se pueden hacer cosas que no están permitidas en éste. Es como una isla que está ahí, está aparte de todo, y se puede. Hay gente que no conoce ese sitio ni lo conocerá nunca. Supongo que me puedo sentir afortunada de haber estado, de ser consciente de su existencia y de saber que si quiero voy (y no cualquiera entra…). En ese lugar tengo lo que necesito.
Hay personas que han contribuido bastante a que mi verano haya sido ameno, tranquilo y, por momentos, emocionante. Se me ha pasado más rápido de lo que yo esperaba. Mañana hago mi último bolo de la temporada y me despido un tiempo del teatro infantil. Por suerte, me queda un muy buen recuerdo de Alicia, un personaje que me ha dado mucho durante todo el año y que interpreté por última vez el pasado 16 de agosto en Alhama de Granada. Esta crónica es la recompensa a la ilusión invertida, al esfuerzo conjunto con mis compañeros, y sin duda un adiós precioso.

Alicia en la Alhama de las Maravillas: http://alhama.com/digital/cultura/noticias-culturales/7685

Como he tenido que quitarme de fumar (al menos por un tiempo) y estoy histérica no, lo siguiente, pues grabo canciones y sigo completando la sección de audio de mi web para los castings de musicales. Aquí va otro tema en inglés del grandísimo Jim Croce, Operator.




"... I only wish my words could just convince myself (...)"


lunes, 18 de agosto de 2014

De corto en corto

Hoy ha sido un día de entrega de cortos: "La Primera Cita", de Kike Baliñas, y "Chocheando", de José M. Anguiano. El primero nos llevó a quedar finalistas en el Festival Internacional de Piélagos en Corto, y hoy mismo me ha llegado una primera versión del guión literario para el rodaje de la peli que está prevista para el mes de noviembre. No tiene nada que ver con el corto, pero guarda relación.







Por su parte, "Chocheando" está inscrito en varios festivales de cine, pero se puede publicar igualmente. Pinchando en este enlace se puede ver el cortometraje completo:



▶ CHOCHEANDO - Vìdeo Dailymotion



A parte del vídeo, quiero compartir también la entrevista que le hicieron a su autor en la televisión local TG7 hace unos días. En ella habla de sus trabajos y hace mención a nuestro corto adelantando algunas imágenes del mismo.









Por si fuera poco,"Fruta Pocha", de Noelia Fernández, ha sido seleccionado en el VII Concurso Corto-Joven Ciudad de Toledo 2014 en la categoría Creative. Para ver éste habrá que esperar a que salga o no premiado. De momento, ser seleccionados ya es motivo de alegría.




martes, 12 de agosto de 2014

Una risa por cada lágrima

Creo que la primera película que vi de Robin Williams fue Hook. No tendría yo ni 10 años. Seguramente, interpretar el papel de Peter Pan en esta peli no le resultó difícil. Siempre he visto a este actor como un niño grande. También lo dejó claro en Jack, en Patch Adams, y en tantas otras.
Robin Williams era un actor cómico. Alcanzó el mayor reconocimiento del mundo del cine con sus papeles dramáticos, pero era un clown. Seguramente fue un mecanismo de defensa refugiarse en el humor.
Seguramente, haciendo reír a los demás, conseguía también reírse de sí mismo y esconderse de una enfermedad  tan cruel como es la depresión crónica que, según he leído, sufría desde siempre. Detrás del personaje está la persona. Y aunque la mayoría de sus personajes eran divertidos, optimistas, graciosos, un canto a la vida... la persona estaba muy lejos de eso. He visto a Robin Williams en cantidad de entrevistas, en programas de cine, en reportajes dentro del Actors Studio, y nos hizo creer que esa era la persona, pero seguía siendo un personaje... Un personaje entrañable, chistoso, encantador, que le ayudó a "tirar palante" durante 63 años. Pero mantener un personaje es un trabajazo. Ya es difícil hacerlo durante una obra o durante un rodaje, pero hacerlo toda la vida es casi imposible. Será por eso, que cuando descansaba de actuar la enfermedad amenazaba y el miedo lo acabó llevando a las drogas, al alcohol, y a toda esa mierda que hay por ahí y que, en forma de espejismo, nos ayuda a echar un día más. Pero solo es eso, un espejismo.
Una vez más, la muerte me llena los ojos de lágrimas. Y más aún cuando leo por ahí que la causa apunta al suicidio. Puedo aceptar la muerte, pero nunca el sufrimiento. Y creo que para que alguien llegue a quitarse la vida ésta debía ser insoportable. Siempre se ha dicho que los payasos son los seres más tristes de la tierra. Robin Williams ha sido uno de los mejores payasos para mí, y desde aquí mi admiración por haber aguantado tanto, con la mejor sonrisa, con el mejor corazón, y con un trabajo impecable como actor, como personaje y como persona.
¡Buen viaje capitán!

You learn

La última en inglés, mezclada como buenamente... y así se va a quedar.

Porque de todo se aprende y a mí todavía me queda enciclopedia por delante.

"You learn" (Alanis Morissette)

sábado, 2 de agosto de 2014

Ida y vuelta

Hace una semana, con cierta dosis de alcohol en sangre, cansancio acumulado, y la piel hirviendo soñé con muchas cosas raras. Dicen que siempre soñamos, pero yo últimamente no recordaba nunca con qué, y además no me esforzaba por hacerlo. Abría los ojos, sabía que había soñado pero me daba igual. Sin embargo, ese sábado se precipitaron mogollón de imágenes en mi sueño. Sé que había un bar, y una camarera, y también estaba en la barra un amigo que me acompañaba esa noche. Y en medio aparecieron cámaras, personas extrañas, animales de granja, y frases… muchas frases (6 horas de charla por digerir). Y es curioso porque cuando me desperté entendía muchas cosas, sobe todo cosas de mí misma. Encontré respuestas a algunas preguntas que nunca me había hecho. Aunque cuando me levanté de la cama volví a ser yo y olvidé la lección para variar…
Siguiendo en mi línea, y sin perder demasiado mi voz (esa mía agridulce, trágica, melancólica y puede que hasta deprimente) creo que no me puedo quejar. Estoy enfadada con la vida por muchas cosas, porque no da explicaciones, por apretar (aunque no ahogue) pero cuando llega la tregua, y respiras, acabas por olvidar viejos rencores. Y ahora es como si me dijera “¿Has aprendido algo? Pues a ver cómo manejas esto”, y te pone delante nuevos retos. A veces me siento como Eva en el paraíso…
Haciendo memoria para no caer en los mismos errores, he empezado un nuevo proyecto teatral. La obra de Eduardo Grilli “Las Mujeres que (M)aman Demasiado” ha estado dos años en cartel en Buenos Aires, y se ha representado también en otros países latinoamericanos; ahora toca España, y lo hacemos nosotras: Myriam Carrascosa, Yolanda López, Mari Carmen Díaz y yo le damos vida a los personajes entre sorbo y sorbo, y la dirección la lleva Cristina Carrascosa. Por fin un proyecto atrevido, con ambición y profesionalidad. Esperemos que esté lista antes de navidad para empezar a moverla a principios de año. Además del teatro, sigo empeñada en un curso de interpretación ante la cámara, así que moveré hilos otra vez a ver si se puede hacer con Piñaki, que es quizás el mejor profesor que he tenido.
Por otro lado ya está en postproducción “Chocheando”, el corto de José M. Anguiano. Creo que si vuelve a contar conmigo para otro proyecto el resultado será aún mejor, porque las cosas salen bien si se trabaja a gusto, y con él y el resto del equipo se trabaja a gusto y rápido, y te ríes y lo pasas bien sin dejar de hacer lo que tienes que hacer, y no siempre ocurre así con todo el mundo; hay mucha dispersión en general.
Este mes me despido de “Alicia en el País de las Maravillas”. Será el próximo 16 de agosto en Alhama de Granada. Los otros dos bolos que tenemos ya son de la obra “Érase una vez…”, el 18 en Bubión y el 22 en Loja. Espero que salgan más bolos con En la Luna Teatro en las obras en las que continúo pero ya serán pocos porque imagino que Alicia, por ser la más nueva, se venderá más. En cualquier caso, ha sido una gran experiencia trabajar con esta gente durante un año y compartir tanto.
En septiembre estaré de encerramiento forzoso (algunos eso lo llaman vacaciones) pero como ahora soy una moderna con whatsapp pues no me desconectaré mucho del mundo. Aunque tener whatsapp me ha recordado las razones por las que yo no quería tenerlo desde el principio, pero bueno… como todo, si se usa bien no hay problema. 
Sigo trabajando(me).

Nota:
Si hay algo que siempre he odiado es la mentira. Cuando la gente se pone máscaras, o se esconde detrás de un falso nombre para elaborar una mentira me saltan todas las alarmas. Lo gracioso es que hay gente que miente creyendo que sabe, y para ser mentiroso hay que ser muy listo. La mayoría acaban pillados irremediablemente. Además hay una gran diferencia entre usar la mentira con un buen fin (y con todo, rara vez está justificada), y usarla para hacer daño. Yo en mi blog no miento (¿a quién?, ¿para qué?), escribo las cosas que me ocurren, o que no me ocurren, o que me gustaría que me ocurrieran. Escribo cosas que quizás solo entiendo yo, pero eso es porque no escribo para nadie más que para misma. Y por supuesto, no escribiría nunca algo que pueda comprometerme ni comprometer a alguien a quien haga referencia. Si quiero que algo no se sepa, no lo publico (habría que ser imbécil). He tenido que modificar esta entrada por un comentario no deseado, que al ser anónimo me ha hecho plantearme esta nota y hacer cambios. Y solo por las referencias, porque si es por mí no tengo nada que ocultar. Sea como sea, los que me conocen saben cómo soy, y cómo pienso, y quien me lee lo hace sin buscar intenciones ocultas, porque de ser así cometen un error, ya que es fácil malinterpretar en estos casos. He tenido que configurar mi blog para dejar de recibir comentarios anónimos. Por lo visto hay alguien que se dedica a opinar sin conocimiento y ha llegado al límite de lo que le paso a cualquiera. Los comentarios ofensivos serán eliminados, pero a partir de ahora no tendré ese problema, porque si hay ofensa se conocerá el ofensor.