miércoles, 12 de abril de 2023

En bucle

Tan estancada. Sin poder hacer nada que requiera un mínimo de concentración, en esos días en los que esta dulce condena me atrapa por completo. Más angustiosa cuanto más dulce. Sin aire, y sin más ganas que las que me empujan a estar allí. 

La noche de la tormenta es mi preferida. Las calles vacías y mojadas, los truenos y los relámpagos, el agua resbalando, el apagón. Y siempre en bucle probando cosas nuevas: distintas palabras, distintas estrategias, distintos movimientos. Hasta que amanece por fin, pero nunca del todo. Y ahí entra el bucle repitiendo una y otra vez las mismas imágenes. 

Y duele. 

Y asfixia. 

Y paraliza. 

Y así, entre expresiones y preposiciones, podcasts, historias humorísticas, trabajos precarios y guiones que llegan mal y tarde voy pensando en ese rincón lejano que, sin embargo, está mas cerca de mí que ninguna otra cosa en el mundo en estos momentos. 

La casa amurallada, el enorme sofá, el jardín con piscina... dejándome llevar (cuando parece inevitable no hacerlo) por ese enigmático rostro que, como mi propia sombra, me acompaña allá donde voy, y duerme conmigo, y todo es perfecto siempre. 

Puede que entrar en bucle en mi acogedor espacio sea lo único que me ayude a aguantar un poco más en esta estúpida y miserable vida que he escogido. 

Aunque duela.

Aunque asfixie.

Aunque paralice.