domingo, 21 de febrero de 2016

En otra galaxia

Un año más he formado parte del universo Retroback, en esta ocasión dedicado a Star Wars. Fue divertido transformarme por unas horas en la princesa Leia a pesar del desafortunado peinado que no le queda bien a nadie. Pero fue aún más divertido encontrar en aquella galaxia alguna estrella fugaz, que no concede deseos, pero que los provoca, hasta el punto de que a una le apetezca pasarse al lado oscuro sin dudar un segundo. Claro que el lado oscuro estaba ya rebosante. Y si las cosas pasan por algo, en esta ocasión quedó muy claro. Dice Yoda"No lo intentes. Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes". A mí no me dio tiempo ni a hacer ni a deshacer (tampoco a intentar), pero al menos me decidí por una de las dos.
Y con la energía tocada y hundida me fui ayer a Microteatro, a soltar lo que llevaba dentro y haciendo, por suerte, la mejor noche a nivel de público de las que llevamos hasta ahora. Puede que este teaser tuviera algo que ver:


A otros niveles estábamos demasiado bajos, tanto mi compañero como yo. Nos quedamos a medio gas por contagio, y a eso se le sumó un encuentro inesperado con una de mis mejores amigas a la que llevaba sin ver demasiado tiempo, tanto... que no salían las palabras (nunca me salen últimamente). Creo que estoy en una etapa de lo más vulnerable, y me escondo sin darme cuenta en los lugares más remotos de mí misma.
Me tomo unos días de descanso para recuperar la voz (el frío ha hecho estragos en mi garganta este fin de semana) y para retomar con fuerza los ensayos de todo lo que se viene, empezando con que en menos de un mes estamos estrenando con la banda y queda muchísimo por hacer. Además estamos montando una obra con Jalea Teatro, "El Desvarío", y queremos tenerla para finales de abril, y bueno... otras cosas que hay por ahí dando vueltas.
Quizás mientras fluyan ciertas cosas me olvide de otras, y quizás olvidándolas recuerde por qué lo hice.

sábado, 13 de febrero de 2016

Actriz auto revelación

Este año me tragué la gala de los Goya, como siempre que he podido, y me gustó ver que había actores y actrices revelación de cierta edad. Gente realmente joven, pero también gente realmente mayor que estuvo "a la sombra" durante años y que ahora se les ve, lo cual da esperanza a los que estamos en la lucha. Porque la esperanza junto a la salud es lo que no se debe perder nunca para poder seguir. Al fin y al cabo la esperanza si se pierde nos lleva a la frustración, la frustración al vacío, el vacío a la pena, y la pena a la depresión... y la depresión es enfermedad. Me gustó ver que no hace falta haber estudiado una larga carrera y tener una trayectoria apoteósica para subir a recoger un premio, y en realidad me gustó que me lo recordaran, porque en algún momento de mi vida me hicieron creer que era imprescindible tener titulación, estudios en los que apoyar el "yo soy actriz", y perdí de vista lo que siempre había creído: que uno es lo que es aunque no haya tenido oportunidad de estudiarlo, que el talento se tiene y que en las escuelas se puede perfeccionar la técnica pero no aprender un arte, porque con el arte se nace o no. Y que tener ganas de trabajar y de superarse vale más que una licenciatura, más que los nombres propios que acompañan un montaje, más que nada... Puede que yo no sea una genia pero sé lo que tengo y lo que me falta, y sobre todo, sé a dónde quiero llegar. Y desde mi posición me he formado y me formo para alcanzarlo y para perfeccionarme. Es para eso que trabajo y hago cualquier papel que me dé la oportunidad de demostrar (aunque sea a mí misma) que no estoy equivocada, aunque es cierto que pierdo la fe a veces. Por ejemplo cuando no me llaman (incluso pidiéndolo) para un trabajo por el que hubiese dado cualquier cosa, cuando siento que no confían en mí. El rechazo... siempre tan duro el rechazo... Pero luego llegan oportunidades de rebote, o por casualidad, o sin esperarlo ni buscarlo, y siempre intento aprovecharlas aunque se haga difícil. Y si no me brindan oportunidades intento generarlas yo misma, poniendo en marcha un rodaje, tratando de tirar de montajes teatrales... pero no siempre sale bien, porque no depende de una. Tengo que apoyarme en los demás, son trabajos de equipo, y cuando escucho los largos discursos que dan en estas galas, agradeciendo a tanta gente, me emociona ver que se puede, que hay equipos que funcionan, y que quizás algún día yo los encuentre. De hecho, en alguna ocasión ya he saboreado esa sensación de no tener palabras de agradecimiento a los que han estado compartiendo mi locura, pero son las menos...
El último proyecto en el que estoy metida me trajo serias dudas desde el principio, sin embargo confié. Confié en mí, en mi compañero de escena y en las ganas de demostrarnos ambos que podíamos hacerlo, aún conociendo las dificultades. Porque es eso... ganas de superarse, no ponerse límites y perder el miedo a lo desconocido. Ganas de arriesgar, que eso cuesta lo indecible. Anoche estrenamos ese proyecto y una vez más la vida me dio un premio que, en mis circunstancias, vale más que un Goya. El reconocimiento empieza por uno mismo. Solo así puede que lo vean otros algún día. Y yo hoy me siento orgullosa de mí y de nuestro estreno de "Ley Mordaza: El Musical".
Quizás solo me sienta realmente libre cuando estoy en un escenario, porque en la ficción todo vale (aunque quieran encarcelarnos por eso). Fuera de él me siento atada, tengo que medir, contenerme, morderme la lengua, ponerme límites. Unos límites que temo sobrepasar porque sé que pase lo que pase saldré mal parada. Límites que me auto-impongo por miedo al rechazo pero también por miedo a la aceptación. Supongo que en ciertas cuestiones prefiero no buscar la realidad, y soñar, y dejarme llevar por la douleur exquise, al menos hasta que eso deje de darme placer y lo apueste todo a una carta, hasta que un día cualquiera no sé cómo ni sé con qué pretexto por fin me necesites, o hasta que simplemente entienda que, como tantas otras veces, esto también pasará.