martes, 26 de febrero de 2013

De viernes a viernes


Este fin de semana ha sido el primero de muchos que no me he quedado tres días sola en casa lamentándome por lo mal que está todo. Me rodeé de ángeles disfrazados de vampiros que, sin saberlo, consiguieron hacerme olvidar un poco más lo inolvidable.



Con la resaca aún acuestas, se viene otra semana con bolo a la vista. Esta vez será el viernes 1 de marzo a las 22:00h en la sala Planta Baja, donde Los Sabineros darán uno de sus conciertos de tributo a Sabina y contarán con dos músicos más y con unas coristas/actrices que seremos Lidia Sánchez y yo.


Se viene un mes de marzo cargado entre cursos de Escénica, el Festival de Tango y talleres interesantes, pero no tengo un mango para apuntarme a todo. Haciendo recortes (que está de moda) podré matricularme en el nuevo taller de Teatro Griego y Melodrama que imparte Alessia Desogus en Escénica, pero no me alcanza para mucho más.

ALGO HABRÁ QUE INVENTAR...

lunes, 18 de febrero de 2013

El Baile de los Vampiros

El Festival Internacional de Cine Clásico de Granada se viene este año con una de vampiros. La compañía Teatro para un Instante abre este evento el viernes 22 de febrero a las 20:00h con un gran baile de máscaras en el castillo del conde Drácula, al que asistirán sus antepasados, que duermen en el cementerio familiar. Basado en "El Baile de los Vampiros" de Roman Polanski, la sala Mae West pone el escenario para recrear un ambiente lúgubre y tenebroso, con candelabros, imágenes tétricas colgadas de las paredes, aperitivos "monstruosos" y... hasta aquí puedo leer.

Entre todos los actores y actrices de la compañía que interpretarán a los principales personajes, estaré yo también haciendo de alguna "raptable" campesina o con un poco de suerte, haciendo el papel de algún familiar del conde (me apetece eso de "vampirizarme").

Así que allí estaremos el 22 de febrero en la Mae West para inaugurar el Retroback 2013 con el baile de máscaras del conde Drácula. La cita es a las 20:00h.

Hasta el viernes, vampiros.


domingo, 3 de febrero de 2013

Sobre "Los Miserables"


Me animé a ver Los Miserables, no quería, sabía lo que eso me iba a provocar y en estos momentos no era lo mejor. Pero fui al cine y la vi, en un acto de rendición. Fue perfecto, seis o siete personas en la sala, podía llorar tranquila, ocupar un par de asientos (tres horas da para cambiar mucho de postura), y sí, me tragué los créditos con las luces aún apagadas cuando los otros ya se habían ido. Sabía de qué iba la historia, me conocía la banda sonora porque la he escuchado hasta rayar el disco, y sin embargo todo fue una sorpresa. Será la magia del cine porque las canciones decían mucho más, las balas te atravesaban, Notre Dame daba vértigo y hasta el olor de las cloacas se metía por la nariz. Russell Crowe y Hugh Jackman bordan sus papeles con hilo dorado, pero me conmovieron más las mujeres, especialmente los personajes de Fantine y Eponine, luchando contra la frustración, el dolor, el asco, la impotencia y rindiéndose (como yo) ante la cruda realidad, viendo resignadas cómo han de separarse de lo más querido, cayendo… Ni hablar del pequeño revolucionario, te golpea el estómago. Si algo te puede sacar una sonrisa en toda la película son los mesoneros y su tragicómico estilo de vida, por lo demás agarra pañuelos.
Demasiado lo que se me ha movido por dentro con Los Miserables, indescriptible, me faltan palabras. Pero lejos de desanimarme, como yo creía, me ha dado esperanzas para creer que se puede morir por un ideal, por principios, por amor, por soledad o por culpa y que todo es válido, todo es humano y lo único imperdonable, lo único MISERABLE, es ir contra uno mismo. Para eso, mejor hacer como Javert…


I dreamed a dream in time gone by
when hope was high and life worth living
I dreamed that love would never die
I dreamed that God would be forgiving