lunes, 13 de febrero de 2023

En camino

Hace apenas dos años creía que se me había acabado todo lo bueno que me había estado pasando hasta entonces. De hecho fue así. Lo que en esos momentos no podía ver es que vendrían cosas aún mejores, porque de pronto un día, empezó a salir muy poco a poco el sol. Un sol que no asomaba por el Este sino por el Norte, iluminando el escenario más bonito del mundo; desvelando la cara más amable, divertida y sincera que jamás haya visto; ofreciendo unos ojos en los que perderse, arriesgándolo todo, si hace falta. Y un largo camino por recorrer se abrió ante mí. Al fin un camino que transitar. Al fin un destino al que llegar. Desde entonces, mi vida ha estado enfocada en dar pequeños pasos por ese camino para llegar a ese lugar. 

Pero estamos muy lejos aún, muuuuy lejos. Tan lejos que entre medias se siente la necesidad vital de hacer alguna que otra parada. Aunque de momento, entre el “I wish!”, el “meh” y el “qué pereza” probablemente me acabe quedando como estoy por mucho más tiempo. Es como si no hubiera nada para mí en el menú porque lo que realmente me apetece no lo puedo pagar. 

Hace meses que toda mi actividad se reduce a escribir. Y con dos fechas límite en marzo necesitaba  concentrarme. Para ello, empecé por hacer una limpieza profunda de mi casa que, según los vídeos que he visto para inspirarme, la armonía en el hogar ayuda, y eso implica reorganizar también el espacio para quitar lo que los minimalistas modernos llaman “ruido visual”: un cojín mal puesto, ropa amontonada en la cama, cacharros en el fregadero... Lo que toda la vida de dios ha sido quitar cosas del medio. Sea como sea, necesitaba una actividad física para no explotar a mi cerebro. Y funcionó. Escribo a diario, y en los ratos libres estudio. Cuando ninguna de las dos cosas me apetece, salgo a andar, bajo al bar, o apelmazo cojines. Esa es mi vida. 

Y cuando pensaba que no se puede estar más aburrida y más tiesa, me llega una oferta de trabajo ("Buscamos actriz con inglés en Granada"), hago la entrevista, y consigo el curro. Nada que me vaya a sacar de pobre, pero sí la señal que necesitaba para no desviarme del mencionado camino, y una línea vistosa en un CV que empieza a significar algo allá donde sale el sol.