domingo, 24 de marzo de 2024

Algo especial

Esta semana ha sido, vamos a decir, intensa. Terminé la parte de texto que me quedaba, y empecé a poner de pie el tochaco. Todo bien, hasta que el jueves colapsé. Me quité las obligaciones de encima, pasé de seguir "sufriendo" por algo que no podía manejar. En otras palabras, me rendí. De pronto, no había razón para seguir enredada en algo que sentía que no podía hacer sola. Solté al aire toda responsabilidad, y con mucha pena, y mucha frustración, acepté que había equivocado el tiro, que no era por ahí. Y me consolé con el hecho de haber llegado tan lejos. Eso ocurrió el jueves. Los días previos pasaron con normalidad. El miércoles me fui al mercadillo (hacía años, muchos años, que no iba) para cubrir la cita. Sorpresa; encontré un puesto donde vendían castañas, y compré un euro sólo por sacarme la espinita de aprender a asarlas sin la ayuda de ninguna vieja loca. Castañas en primavera, así soy yo. Porque el miércoles entró oficialmente la primavera. Asar las castañas fue mi "algo nuevo en la cocina". Me comí una en condiciones, el resto tuve que roerlas como una maldita ardilla, pero qué más da. El jueves se nubló la vida, y de pronto el viernes volvió a salir el sol. Liberarme del estrés de seguir una agenda, de la presión de cumplir un programa, hizo que ese día todo saliera perfecto. Tras muchas horas haciendo mil cosas en casa (cosas divertidas), me senté a leer mi tochaco. Adelanté más de lo que esperaba, y lo que es mejor, me gustó sacarle cosas divertidas. Todo lo que el jueves me parecía horrible, el viernes me gustaba. Ese día encontré todas las respuestas del mundo en muchas pequeñas cosas. Y sin buscarlas. Venían solas. Hasta con coros de fondo. Por la noche, después de todo un día experimentando cosas muy chulas, y muy locas, ocurrió lo más extraordinario. Una de esas cosas que piensas (no que escribes, o googleas, o dices en voz alta), simplemente algo que piensas para ti, apareció en mi cara. Un peli, de las miles de millones de pelis que se han hecho, apareció en la pantalla de inicio de Netflix. ¿Qué probabilidades hay de que esas cosas pasen? Justo esa peli, justo después de pensar en ella. Pasaron cosas parecidas a lo largo de todo el día, tantas que se me ponían los pelos de punta, pero lo de la peli me voló la cabeza. Grité y todo, como el que grita al ver su número de la lotería premiado. Hasta mis bichos se asustaron. Pensé "hoy todo lo que pido se da. TODO. ¿Qué hago con eso?". Empecé a pensar en cosas importantes, pero mi mente sólo quería pensar en una cosa, esa cosa que me trae loca, esa cosa que quiero sacar a toda costa. Pero fui más específica: pedí ayuda. Puede que llegue o puede que no. No es algo inmediato. Y quizá, si no llega, es porque no hace falta. Chorreaba optimismo a espuertas. Esa energía, ese "buen rollo místico" se alargó todo el fin de semana. ¿Por qué soltarlo? Ahora ya sé que si me pongo y no sale nada, tengo que hacer otras cosas y ya está. Al carajo con los límites, y el estrés y la presión de cumplir a toda costa. Sin pausa, pero sin prisa. Era así de fácil. 

Al margen de todo esto, las tareas han ido saliendo también. Apunté los gastos de la semana, y he sido muy buena. He juntado ramitas, y flores, y piedras, aunque la mejor piedra me la encontré en una de esas "casualidades" que te vuelan la cabeza. He abierto las carteras que encontramos en la calle para que se llenen, y he juntado todo eso en mi rincón. También he hecho lo de contactar con ciertas personas, y he confirmado que una de ellas no quiere saber nada (doble trabajo). Con las otras dos estoy mucho más contenta. Especialmente con la que respondió enseguida. Puede ser un hilo del que tirar... Volví a revisar el armario, y tiré un par de calcetines medio rotos, y un bikini absolutamente destrozado que hacía ruido al estirarlo (guardamos cada cosa...). Pero lo mejor es que le voy a dar una nueva vida a una camiseta. Algo especial, para alguien especial (no todo va a ser tirar). Los calcetines los repuse cuando fui al mercadillo, y de paso arreglé el regalo del día del padre. 

Esta semana todo ha salido bien. Incluso el jueves negro fue necesario para que todo saliera bien. Y con música de fondo es todavía mejor. El día que me puse a revisar contactos vi sin querer la nueva foto del perfil de un contacto bloqueado, y hasta eso me gustó. Cómo cambia la realidad según los ojos con que la miras. Cómo cambia lo subjetivo cuando se vuelve objetivo. Me tuve que reír...  En serio, esta semana ha sido ALGO ESPECIAL (hasta salió por fin el nuevo número del Batracio Amarillo)👇






Le queda una semana al mes, la Semana Santa. Y luego tendré cuatro días sueltos de Abril antes de despedirme de mi espacio para todo, de mis horarios libres, y de mi deseado silencio. Una semana y media para memorizar 35 páginas, y grabar. Después habrá que improvisar y echarle paciencia a la vida otra vez. A ver si aprovecho bien mis recién recuperados "poderes mágicos", y encuentro soluciones viables para no bajar de donde estoy. Desde aquí tengo buenas vistas. 


domingo, 17 de marzo de 2024

Apurada

Hoy no he cumplido mucho; es uno de esos domingos tontos.

Atascada con una página (la del tema "delicado"). No se puede poner fecha a ciertas cosas. "Inténtelo de nuevo más tarde".

Hice un archivo de imágenes (otro) con cosas más mundanas; caprichos para el futuro. 

Las páginas son escasas porque no me tomo el tiempo para escribirlas, y no siempre hay agua que sacar del pozo. 

Hasta la cita de esta semana se ha frustrado (otros planes surgieron en su lugar). Pero no me preocupa tanto. Me dedico todos los momentos del día, ¿para qué inventar otros nuevos? A veces es divertido, pero no siempre hay disposición, o ganas. Sobre todo cuando se te echa el tiempo encima y no has terminado lo que debías terminar.

Se me acaba el tiempo y se me acaba el dinero. Así es difícil disfrutar de las cosas. Y miro por ahí, a ver si veo algo, pero no encuentro letreros claros. Un local vacío en una zona mejor. Eso sí que lo he visto, pero de poco sirve si no hay medios. Además, no lo quiero para mí, sino para que alguien más se ocupe y me de a mí la posibilidad de disfrutarlo. 

¿Dónde se buscan las cosas claras?

No sé si llego.

No sé si puedo.


domingo, 10 de marzo de 2024

Privación a medias

Ya ha pasado mi primera semana de aclimatación a la deseada soledad. Los dos o tres primeros días pensé que iba a perder el tiempo de la misma manera, pero sola. Sin embargo, no sólo estoy adelantando en muchas cosas, sino que el jueves abrí el documento con la vaga intención de echarle un ojo y poco más, y acabé trabajando horas en él. De hecho, está prácticamente terminado. Algún fleco por cortar, pero poco más. Porque viendo que funcionó tan bien, el viernes repetí, y el sábado, y hoy. Ya había hecho el trabajo gordo el jueves, pero estos días sirvieron para dar pinceladas interesantes. 
Se suponía que esta semana tenía que privarme de ciertas cosas; "aburrirme". No lo he hecho del todo, pero sí que he reducido el flujo de ruido. Una semana mirando el gotelé es mucho tiempo, aunque reconozco que el primer día lo llevé más a rajatabla y, además de escribir el artículo que me faltaba para la revista, se me ocurrieron varias ideas para los próximos. Y limpiando el armario descubrí que tenía un par de pantalones que ni me entraban. Así que no está mal practicar la privación de vez en cuando. 


Voy a tener que levantarme más temprano para escribir. Se me queda corta la mañana. Esto de estar sola mola mucho, pero también me obliga a encargarme de todo, y necesito tiempo para vaguear, si no, no funciono. 
Uno de los dos días que hizo sol esta semana, me fui al parque grande con mi perro, una toalla y una botella de agua, y me tiré en el césped a producir vitamina D con toda la calma. Eso, y tragarme la soporífera "El Espíritu de la Colmena", hicieron mi cita de esta semana (He cumplido, ya sé quién es Erice, y puedo discutir sobre la maestría de esos planos infinitos de paisajes castellanos, la sordidez de la época de posguerra tan bien plasmada en su fotografía, y ese guion que no necesita palabras (si acaso algún susurro), para mostrar la fantasía de una niña pequeña después de ver una peli en algo parecido a un cine. ¿Qué pintan las abejas en todo esto? No voy a verla otra vez para averiguarlo, pero ya puedo dármelas de cultureta). 
Hice un par de llamadas "raras" como dos intentos diferentes de buscar la inspiración fuera. Caí tarde en la cuenta de que no tengo dinero para comprar inspiración, y que el norte queda lejos para pedir favores. 
Escribí unas palabras mágicas que, desde el jueves, leo con vehemente fe. 
Y la mejor noticia de la semana también llegó el jueves. Mi sobri sigue bien agarrado al útero de su madre y, si no pasa nada raro, en agosto llegará a este mundo de mierda. Confirman que Hugo tiene pito, y un latido potente. ¿Qué importa el éxito o el fracaso cuando voy a ser tía en unos meses? 


domingo, 3 de marzo de 2024

19:19

Como he mandado los horarios a la mierda esta semana, no he escrito todo lo que debía, pero he escrito a diario, eso sí. Por otro lado, no mola mucho ver lo basurilla que es una a veces, y es mejor obviar los detalles, y sólo mencionar "el incidente" para que conste. Intentaré que no me pase más. Nada de esto tendría sentido entonces. 

El jueves fui a ver un concierto al Liberia. Ese día fue al mismo tiempo mi cita particular, y el momento más significativo de la semana. No tenía ganas, cero. Hacía frío, y mi energía estaba todavía más por debajo que la temperatura, mucho más. Tenía que hacer ejercicio, ducharme e irme al centro. Eso era todo. Y no había fuerzas, ni motivación. En su lugar sólo había un inexplicable vacío, y una ligera sensación de ansiedad. Busqué excusas razonables: "¿por qué hacer algo que no me apetece?", "¿a quién tengo que complacer?", "si no me apetece, no me apetece, es válido", "hay cosas que no se pueden planear, no es para hacer un drama". Y cuando ya estaba casi convencida, recordé que hace unos meses hice un trato, y yo sólo tenía que cumplir mi parte. No podía permitirme fallar. 

Empecé por lo primero, y saqué la esterilla, más por un intento de reducir la ansiedad que por "cumplir". Pero una vez que me puse, quise hacerlo bien, y llegué hasta el final. Hice más de lo que tenía previsto. Me esforcé más que otras veces. En el fondo me estaba castigando, no sin cierto desahogo. Cuando paré para beber agua, miré el reloj, y pasó algo difícil de explicar. Algo que me hizo llorar, más por una necesidad fisiológica que otra cosa. "¿Y esto qué significa? Si es que significa algo...". Y una voz interna me dio la respuesta. Era yo diciéndome lo que quería escuchar, eso está claro, pero así funciona la mente. Eso es programar la mente, y me flipa que funcione. Terminé la segunda tanda, con la seguridad de que tenía que hacer todo lo planeado porque había una razón. Ahora podía verlo con claridad. La motivación había llegado sin buscarla. Me metí en la ducha, me arreglé y me fui al concierto. 

En el camino iba pensando que seguramente todo este momento místico autoinducido no tendría ninguna relevancia, pero al menos había servido para mover el culo del sofá y no sentirme como la perra más grande del mundo. Y sólo por eso, ya estaba bien. Pero hubo algo más. Ir al concierto abrió una puerta, y una sensación de seguridad que una hora antes no tenía. No quiero hablar mucho más de esto, porque atravesar esa puerta es de las cosas más difíciles que haré en mi vida (suponiendo que lo haga), y me queda un camino importante que recorrer antes. Tengo un mes para andarlo. 

Esta semana tengo que desconectar de casi todo, y hacer alguna llamada. Y trabajar. Sobre todo, trabajar. Y si me tomo en serio todas las indicaciones, es porque creo que puede funcionar.

Creamos lo que creemos. Lo supe en carne propia el jueves pasado a las 19:19. Yo no creo en numerología ni en pseudociencias del estilo, pero creo a tope en el poder de la mente humana. Al final, las cosas significan lo que tú quieras que signifiquen. Dudar es parte del proceso, y yo dudo hasta de mis propias dudas, pero es más divertido experimentar y conocer de primera mano aquello de lo que dudamos, aunque sólo sea para reafirmarnos en nuestras propias creencias, o en la ausencia de ellas. 


domingo, 25 de febrero de 2024

Entre juegos, trabajos y señales

El lunes tuve la sesión de peluquería. Lo positivo: corte chulo, color chulo, 100€ al instante, conocer a Carlos, de la agencia, que siempre está bien para meter un poco la cabeza, que haya gente apañá que se queda contigo y te acercan a casa. Lo negativo: la cantidad de horas que echamos allí, verme rodeada de gente que no conozco (cada vez soy más antisocial), alguna "compañera" mala onda. 

Las tareas no han sido las más divertidas, pero las he hecho todas (salvo las frasecitas de dios; sigo sin verle el sentido). 

Mi cita fue un paseíto rápido y unas compras precarias que sólo me recordaron que no estoy en situación de gastar. Anulé la que iba a ser más interesante porque el tiempo no acompañaba una mierda. 

He hecho limpieza, he organizado el trabajo para el próximo mes y medio, he sacado cancioncitas, y me he enganchado a Ozark, que mola mucho, mucho. 

Seguridad... y decir las cosas a medias, o decirlas demasiado claras, o no decirlas a tiempo. Hay curro ahí.

Paso de madrugones ya. Amanece cada día más temprano. 

Esta semana que entra tiene mejor pinta. Y, aparte del ejercicio, sólo tengo que escribir los dos artículos para la revista. Ya entraré en manteca en marzo con las fechas límite, las grabaciones, y los dolores de cabeza. Tengo un mes. Punto. No hay excusas.  


Si se miran las cosas con atención, consigues verlas. Está bien hasta que empiezas a sobreanalizar y entras en bucle, y te agobias, y ya no quieres ver más. Pero estar atenta a ciertas cosas te abre caminos interesantes. Es como magia; te anticipas a lo que va a pasar, porque "lo ves". Me pasaba mucho de pequeña. Pero no es magia, es ciencia. Aunque la ciencia es bastante mágica de por sí. 

El cerebro tiene un potencial inconmensurable. La neurociencia está avanzando mucho, pero hasta lo que no sabemos explicar todavía tiene una explicación. El cerebro es un ordenador, y los ordenadores se programan. Después de eso todo es fácil. Hasta un niño sabe manejarlo. 

Cuando lo entiendes, entiendes también que la gente "crea" en algo. Siempre he pensado que puestos a creer en algo, mejor cree en ti, pero no parece suficiente para el mundo. En todo caso, creer está bien, en lo que sea. Incluso no creer en nada es creer en algo. Si sirve, está bien. Ese es el fin de las creencias: que sirvan, que ayuden, que aligeren, que desahoguen, que den sentido a lo que no parece tenerlo. Si lo crees, lo creas. No es espiritualidad for dummies, es ciencia. El cerebro funciona así. 

Debería escribir un libro (lol)

domingo, 18 de febrero de 2024

Abriendo el camino

Registro de la semana:

He escrito mi puñaillo de páginas todos los días sin problema. Es algo que me resulta fácil porque escribir es un hábito que ya tengo incorporado. Lo que no ha sido tan fácil es lo de las frasecitas. Seguro que tienen su razón de ser, pero yo todavía no se la encuentro. Igual necesito más semanas.

Lo de "mirar patrás" no ha estado mal, pero incomoda un poco. Se te vienen a la cabeza demasiadas experiencias, y mola recordar las buenas, pero no tanto las malas, porque de pronto aparecen las mierdas familiares, la bruja del tercero, las malas compañías... aunque debo reconocer que traer todo eso al presente me ha dado un buena idea creativa. 

Me salió un casting de pelos, me apunté, me seleccionaron, acepté las condiciones, y me dieron el curro. Mañana vendo mi imagen por 100 pavillos que me vienen muy bien (y el cambio de look también, la verdad). ¿De esto que venía pensando que me hacía falta ir a la pelu, pero lo retrasaba por no gastar? Pues, ea... se puede decir que este curro me ha venido al pelo... Ya sería la hostia que encima me quede bien. Pero como se supone que son estilistas, confiemos. 

Salí(mos) un par de días a comprar cositas y a dar vueltas. Pasear mola. Comprar me mola más, pero de nuevo, no hay dinero para hacerlo con alegría. 

Lo más divertido ha sido redecorar mi casa. Me puse a ver tutoriales en YouTube y acabé quitando del medio todos los cables, tirando porquería inservible, y aprovechando el espacio de formas que no se me hubiesen ocurrido. Y porque hay cosas que no puedo tirar que si no, se me iba a quedar la casa hecha un primor de grande. 

Pero lo más significativo fue algo que leí (adelantándome en el tiempo), y que me gustó tanto que lo puse en práctica. Funcionó. A veces, sólo es cuestión de abrir el documento.

En resumen, ha sido una buena semana. No sólo por cumplir con todas las tareas asignadas sino (y muy especialmente) por haber avanzado en mi trabajo, en mi estudio y en mi entrenamiento. Por otro lado, también se me han caído un par de bolos (no todo va a ser bueno), pero como estoy con el optimismo subido, prefiero pensar que si se han caído es para hacer espacio a cosas mejores. 

Y aquí, mis dos nuevos artículos para El Batracio Amarillo.







domingo, 11 de febrero de 2024

Diario de una escéptica en rehabilitación

A partir de mañana, y durante los próximos tres meses, estaré haciendo una especie de experimento para tratar de desatascar toda la mierda que atora las cañerías de mi vida. Porquería existencial, básicamente, un inoportuno surmenage, y una buena excusa para seguir retrasando el temido momento del cambio absoluto. Un cambio que, si no me pilla preparada, explotará como una bomba de relojería, llevándose por delante algo más que a mí misma. 

Cada domingo haré un registro de basura que reciclar (oh, my!), y para no sentir que estoy perdiendo el tiempo del todo, llevaré el trabajo estricto en línea paralela sólo por si los milagros no existen... probablemente sea ésta la finalidad última de tan absurda tarea freudiana (esto es una gilipollez, mejor me pongo a trabajar...). Bienvenido sea el impulso. En tal caso, valdrá la pena. 

Conozco la raíz de mis problemas, y las razones de mis bloqueos. Conozco mis miedos y mis traumas, a la niña pequeña que fue manipulada como un inservible pedazo de plastilina al que nunca se le llegó a dar forma de nada, y a la niña grande que busca culpables para no asumir sus responsabilidades. Con ella me peleo todo el tiempo. Sobre todo cuando permite que la porquería de los demás se sume a la suya propia (como si no fuera bastante con la que una arrastra). 

Pero como soy curiosa por naturaleza, voy a intentar darle una oportunidad a esta oportunidad de cambio que por casualidad se cruzó en mi camino justo cuando necesitaba agarrarme a algo. Puede que no esté mal ser honesta aunque duela, y escribir (que no decir) lo que pienso de las personas que me hacen daño. Páginas personales, privadas e intransferibles con las que construir algo bonito; esa cosa divina y sublime llamada arte. 

Estuve a punto de decirle (que no escribirle) a una de esas personas lo que pensaba de ella, pero enseguida supe que eso generaría mucho más dolor a gran escala y que, lejos de aliviar mi rabia, me hundiría más profundamente en ella. Decidí que era mejor pagar con la misma indiferencia, y en vez de gastar energía en odiar a unos, emplear esa energía en querer más y mejor a otros. Puede que así le compense a alguien la falta de atención que tan injustamente recibe (yo te voy a querer el doble). A fin de cuentas, no odio a esa persona, sólo lo que me hace sentir. Muchas cosas feas que al final se puede reducir a "lástima". 

Dicen que la gente sólo te puede hacer daño si tú les das permiso. Esto es cierto a veces, no siempre. Y en tal caso, lo mejor que se puede hacer es coger todo ese dolor y convertirlo en una comedia. Una comedia que espero "desbloquear" pronto, porque lleva escrita más tiempo del que me gusta reconocer, y sólo le falta un poco más de disciplina, un poco más de confianza, y mucha, mucha suerte. 

LECCIÓN Nº1 

"Tírate y aparecerá la red"

Empecemos con este acto de fe... (my, my!)