lunes, 24 de abril de 2017

Hay que concentrarse

"Enzima de mí" ha quedado finalista en el II Certamen de Microteatro La Parata. Una alegría casi plena de haber podido compartirla más. No sé si ganaremos el 6 de mayo en la muestra final, pero tengo esperanzas de quedar entre los tres primeros y optar al menos a uno de los premios en metálico, (aunque no es precisamente el dinero lo que me mueve en este caso).

El sábado 29 de abril, Juan Megías y yo estrenamos por fin "La Curiosidad mató al Gato", después de un año de darle vueltas. Semana movida de ensayos...

Otra agencia madrileña se ha interesado en mí pero me ha citado para este jueves, y este jueves no estoy allí. Probablemente su interés haya desaparecido al colgar el teléfono, a pesar de que les he dicho que a mediados de mayo podría ir a una entrevista (es lo que tiene no estar en Madrid). Su "ya te avisaremos" no ha sonado convincente.

El jueves 4 de mayo doy un concierto a taquilla con "The Happy Fish" en el pub Madison que, suponiendo que vaya bien, me dejaría algo de pelas, pero no puedo ser tan optimista teniendo en cuenta que tiro sola de este grupo.

El documental "El Dolor, Látigo de la Humanidad" ya lo hemos terminado de rodar (me falta sólo poner una voz en off), y debería poder verse en junio. Quedé contenta con mis escenas.

Hace unos días me comunicaron que pasé el casting para un largometraje que se va a rodar en Granada y que opto a uno de los papeles protagonistas. No tiene mayor trascendencia al tratarse de una colaboración y no de un trabajo, pero al menos ruedo y junto imágenes para videobook, porque últimamente no he hecho muchos audiovisuales (además tengo mono de cámara).

También me han llamado para ofrecerme el papel protagonista en un corto que está pendiente de rodarse en Jaén a primeros de junio. Tampoco pagan por el trabajo pero cubren todos los gastos y está dentro del "Rodando Jaén".

Y por último, pendiente de que me den un día fijo durante todo el verano para tocar con "The Happy Fish" en el Peñón de Salobreña, para lo cual hay que empezar ensayos en breve con el pianista sustituto porque Stik no estará disponible.

(Y mientras escribía esto, me manda mensaje una chica por si quiero figurar en un spot que se rueda en Granada próximamente...).

Demasiadas cosas, sin contar con los ensayos de "Jalea Teatro" y demás quehaceres... Demasiadas cosas que me apasionan y para las que no encuentro manera de concentrarme. Concentración... o sea, centrar tus pensamientos en algo concreto. En realidad eso se me da bien. Lo difícil es hacerlo en lo que requiere concentración, en lo que tú necesitas concentrarte. Y de hecho, tengo que hacerlo para no pensar en lo que no requiere concentración alguna. Hay que hacer cosas, hay que hacer algo...



Hay que buscar la motivación; en la tele, en la radio, en las redes.
Hay que centrar la atención; en lo que importa, en lo que ayuda, en lo que sirve.
Hay que vencer el aburrimiento; con cine, con teatro, con música.
Hay que salir y hablar; hay que emborracharse un poco.
Hay que dormir sin soñar.
Hay que levantarse temprano (y aprovechar para limpiar).
Hay que ponerse metas cortas; hay que alcanzarlas.
Hay que terminar lo empezado; hay que empezar por cerrar cosas.
Hay que elegir las prioridades.
Hay que ahorrar para mañana (pero no hay que pensar en el mañana).
Hay que dejar de encerrarse.
Hay que dejar de inventar.
Hay que relajarse.
Hay que desenamorarse de la necesidad.
Hay que concentrase más.



sábado, 22 de abril de 2017

La frivolidad del otro rincón

Frívolo/a: Dícese de la persona que no concede a las cosas la importancia que merecen, no las hace con la seriedad, el sentimiento o el interés requeridos y solo piensa en el aspecto divertido o lúdico de la vida.

Creo que la frivolidad podría llegar a ser una virtud en según qué casos. Debería ser incluso obligatoria cuando las circunstancias claramente la requieren. Pensar con la cabeza, que para eso está. Aunque debo decir que las mejores cosas que he hecho en la vida no las pensé con la cabeza; no las pensé. Eso trae consecuencias, claro, a veces incluso buenas.
No podemos cambiar lo que somos, y yo soy muy de crearme necesidades aunque no me dejen vivir. No lo elijo. Si fuera cuestión de elegir, elegiría la frivolidad y pasaría de todo. Empequeñecer no le gusta a nadie. Antes me podía sentir a salvo en mi burbuja, pero ahora no encuentro refugio en ella. Reconozco que tengo miedo, y espero que sea cuestión de tiempo poder curarme de lo que me asusta. Quizá con dosis de frivolidad, aunque eso signifique ir contra natura. Puede que mi rincón no esté tan mal. Puede que deba quedarme en él sin buscar otros rincones. Puede que encontrar ese rincón a ciegas sea el mejor de los pecados y la peor enfermedad. Puede que poder sea irrebatible.
El rinconcito de mi casa me recuerda, con el paso de los días, a qué se reduce todo en esencia. Cómo empezó y cómo debe seguir (o acabar). Pero cuando salta el "good news" en mitad del silencio se me olvida el camino recto y echo a volar otra vez, perdiéndome en canciones que encuentro por azar y que me dicen cosas que entiendo. Entonces me resigno a aceptar sin valorar nada. Aceptar sin más lo que sea que me pueda pasar.
No voy a sacrificar tanta vida solo por evitar estrellarme. Me estrellaré con gusto, pues. Al final, pasan los días con sus crudas noches, y acabas uniendo pedazos, te recompones y sigues caminando (que para eso se hicieron estas botas). Pero mientras eso ocurre disfrutaré de tener todo lo bueno encerrado en este aparatito que por momentos acaricio como quien tiene un tesoro entre las manos, y que me eleva a un mundo que no es real y que me gusta más que éste. Donde las distancias son cortas y el norte y el sur se tocan, y la lluvia moja sin resfriar, y hay chimeneas en el frío y playas en el calor. Donde se puede caminar por las calles sin máscaras ni falsos gestos. Donde puedo hacer que la risa no deje actuar a la frivolidad, donde mirarse a los ojos no da miedo y donde se puede llorar sin ahogarse y permitir que otras manos se den cuenta. Y en ese plano falso intento colar realidades que se acerquen mínimamente a mi imaginación, buscando maneras de llegar con o sin excusas artísticas. Y si no llegamos, el proceso al menos me inspirará estas noches de whisky y música.
Canción en bucle, "A place in your heart", de lo último de Ray Davies. Volando sin frivolidades...


I can't explain
And I'm letting my emotions get the better of me
You're always on my mind
But I can't tell you that I willingly follow you
If I can't have you
How can I expect to have a place in your heart? (...)

(Ray Davies)

jueves, 13 de abril de 2017

Dificultades

La primavera... esa época del año preciosa con sus días largos, sus noches cálidas, sus atardeceres naranjitas; cuando lo mismo te llueve que te asas de calor, y los árboles se llenan de flores y huele a nísperos. El invierno y la primavera son mis épocas preferidas del año, a pesar de que en invierno me congelo y en primavera me pega la alergia. 
Este año me han robado el mes de abril y la primavera se me hace difícil porque estoy recluida en una habitación que no es la mía, llena de trastos que tampoco son míos y desde la cual solo veo un cachito de cielo por la ventana. Difícil porque durante casi dos meses estaré privada de intimidad, en unos momentos en los que la necesito como el oxígeno. Porque marzo acabó y con él han acabado otras cosas que no quería que acabaran. Porque cuantas más dudas tengo más dudas me asaltan. Porque tengo que aguantar que me digan verdades a la cara pero nadie quiere escuchar las suyas. Porque tiro sola de carros cargados hasta arriba. Y porque todo esto me provoca estrés que a su vez se refleja en dolencias físicas como contracturas musculares, males de estómago, jaquecas, infecciones varias y dolor de dientes. Y ni hablar del mal humor y el cansancio en forma de ojeras que me viste cada día. Mi cuerpo me quiere decir algo (y yo sé lo que es) pero no es el momento de escucharlo. Encima estoy falta de concentración, por eso también escribo poco. No obstante, aquí estoy, escribiendo y matando las horas con mi dolor de boca, mi descontento y mi falta de nicotina (escribir sin nicotina es inhumano). Si fumo se me caen los dientes; el dentista fue tajante. Si no me enjuago la boca con un colutorio de tratamiento dos semanitas no se me quitará el dolor; el dentista siguió tajante (y poco le importó que la semana que viene me vaya a Madrid con la lengua negra por la clorhexidina). 
Otro tipo de dificultades también me acechan: estoy sin blanca. Todo lo que conseguí ahorrar en marzo ha volado con las golondrinas en abril. Lo peor es que las próximas semanas se presentan regular de bolos (a menos que se vayan cerrando algunos en el aire) y los que hay no me garantizan éxito económico. ¿A dónde va una sin dinero? De momento a Madrid el próximo lunes a patinarme lo que me queda y a buscar posibles oportunidades de curro allí, y ya de paso le doy una tregua al cuerpo (o quizá voy para eso y de paso busco curro). No importa el orden; son cosas que tengo que hacer y que necesito hacer. Pero esta vez no espero nada (aún yendo a por todas). 
Fregaos en los que se mete una y sin saber qué papel interpretar. "Sé tú misma", me digo, como si eso fuera suficiente... Actriz sin papel, sin texto, sin dirección (¡sin dirección!). Y de pronto las casualidades, los azares, los designios (yo solo buscaba un texto...) que me llevan de vuelta a Madrid, a no sé qué y durante no sé cuánto. Pero no me quedaré con la duda. Los puntos suspensivos son los mejores de todos los puntos, se entienda como se entienda. Una actriz sola en otro barrio madrileño, con todo que ganar y todo que perder. "Nacemos solos y morimos solos", me decía un amigo. Habrá que superar dificultades.