domingo, 18 de noviembre de 2018

Afortunada en el juego

Si echo la vista atrás, reconozco que este año no he tenido suerte en nada. A penas he trabajado, he tenido que afrontar pérdidas y desengaños y he llorado en pocos meses lo que no he llorado en toda mi vida. Haciendo un esfuerzo por ser optimista, podría decir que el 2018 se llevó a mi Luna y a mi Robinson, pero a cambio me trajo a Chulo. Podría decir que se ha llevado de mi vida a personas que quería mucho, pero a cambio me presentó a otras que me quieren a mí. Que me ha hecho atravesar caminos muy oscuros, pero sólo para que fuera capaz de encontrar la luz por mí misma. Que me mostró la cara más cruda del ser humano, pero me dio un espejo para que pudiera ver la diferencia. Y que me privó de ganar pequeñas cantidades de dinero a lo largo del año, pero me regaló en un día lo que no hubiera acumulado en todo ese tiempo.
La vida es caprichosa y encarar sus designios es cuestión de actitud. Yo no he sido precisamente positiva porque no encontraba motivos para serlo. Se hundieron tantas cosas a mi alrededor en tan poco tiempo que es difícil levantar la cabeza con optimismo, pero al menos la levanté, aunque me quede la sensación de haber perdido mucho tiempo en el proceso. Necesitaba trabajar para tener la mente ocupada y sentir la satisfacción de hacer lo que me gusta hacer, y también para tener algún ingreso, que una no vive del aire. Pero todos mis intentos por poner proyectos en marcha se vieron truncados por diversos motivos que no dependían de mí.
No sé en qué momento se me ocurrió apuntarme al casting para el programa, ni qué me empujó a hacerlo. Lo hice sin mucha esperanza de que me fueran a llamar, como el que compra un billete de lotería; si toca, bien, y si no pues nada. Yo tuve suerte porque tardaron sólo cuatro meses en llamarme, y que ganara mucho o poco (o no ganara nada) también dependía de la suerte.
Mi paso por La Ruleta
Lo que saco de esto no es el dinero (que obviamente me viene genial) sino, sobre todo, el cambio de actitud. La alegría que tuve que callar hasta que emitieran el programa, me sirvió de impulso para tirar palante. Encontré nuevo guitarrista para mi banda, con el que nos vamos a estrenar el próximo 7 de diciembre, agoté posibilidades de curro para empezar otros nuevos proyectos, me puse en contacto con escuelas en las que quiero estudiar y comencé a situarme en mi propia realidad para diseñar el plan a seguir estando en Granada y estando en Madrid sin que eso supusiera un estrés tan grande como venía siendo. Sólo me queda una cosa por "reparar", y de hecho, hasta que no ocurra, no me veo dando ningún paso decisivo, pero quiero creer que sucederá pronto. Visto lo visto, casi ha sido mejor ser afortunada en el juego...