domingo, 20 de octubre de 2019

Nada es todo

Con el cielo salpicado de nubes grises y anunciando pronta lluvia no se me ocurre nada mejor que hacer que no hacer nada. Mi casa está sucia y desarreglada, y yo estoy sucia y desarreglada también, y tengo trabajo acumulado. Pero, aún así, hoy me tomo la licencia de no hacer nada. La semana que viene ya se me presenta bastante apocalíptica como para no aprovechar.
A veces los momentos de mayor claridad llegan con sólo rodearte de tabaco, una taza de té rojo y música de jazz sonando de fondo. Otras, la claridad que necesitas llega cuando menos te lo esperas y en las condiciones más extrañas. Como me pasó a mí el martes estando en la Estación Sur de Autobuses de Madrid, al poco de llegar. Salí al rellano que hay en la entrada de los servicios para fumarme un cigarro antes de arreglarme para la clase, y en ese insólito lugar, rodeada de ruidos y gente entrando y saliendo, resonó de pronto en mi cabeza una voz que me decía con claridad meridiana TODO lo que necesitaba tener CLARO. Así, sin anestesia. Fue como una sacudida mental que consiguió poner todas las ideas, todos los interrogantes y todas las dudas en su sitio, ofreciéndome una panorámica reveladora del estado de realidad más crudo y sincero. Se me paró el corazón. Fue como una pequeña muerte con resurrección inmediata, pero por fin pude identificar cómo me sentía y qué hacer al respecto: NADA, mirar adelante como si este último capítulo no hubiera existido jamás. Después de todo, lo que muere ya no existe y contra eso no se puede hacer nada. Todo lo que estuve considerando especial durante tanto tiempo dejó de serlo al instante. La magia se esfumó en un chasquido, y todo se volvió tan simple y aburrido como siempre fue hasta que yo lo convertí en algo mejor.
Poco después, en clase de interpretación, mi desencanto tuvo su recompensa. El recuerdo, la memoria sensorial que tantas veces he intentado esquivar, resulta ser la herramienta perfecta para transmitir emoción. Con sólo concentrarte en los sentimientos, la emoción se ve en la mirada (que es de lo que trata este curso) y en ella se ve todo. Se ve la verdad. Así que se le puede sacar partido al dolor, a la pena, y a toda esa confusión de sentimientos que llaman emoción. Las experiencias nos dejan un gran repertorio de sensaciones y sentimientos que los actores podemos usar para transmitir emociones y que éstas sean creíbles. Parece que ser "una intensa" tiene sus ventajas, señor frivolidad.
Ya no necesito ocho días. Ya no necesito nada. Supongo que hay personas que, simplemente, no se pueden tener "tan fácilmente", a las que no se las debe pervertir con la suciedad cotidiana de una vida fría y carente de emoción. Personas tan especiales que sólo pueden ser miradas desde lejos para que sigan brillando. Y, postdata, hablaba de mí.

lunes, 14 de octubre de 2019

8 días

Dicen que si miras una olla con agua, ésta nunca hierve. Las cosas pasan cuando estamos ocupadas haciendo otras cosas. En mi caso, lo que quiero que pase es el tiempo, y para que pase más deprisa he iniciado una nueva rutina de actividades que, junto con mi habitual rutina de trabajo, me deja menos momentos vacíos. Me acuesto temprano, me levanto temprano, duermo la inevitable siesta... estoy como las abuelas. Además hago deporte, voy a la piscina, practico técnicas de relajación y estoy empezando a conducir otra vez. Todo esto, todo, sólo por ocupar espacios de tiempo. Aún así, no puedo evitar divagar de vez en cuando. Y acabo llegando siempre al mismo lugar de confusión, de sentimientos encontrados y asuntos sin resolver. Y ahí está la clave, en los asuntos sin resolver. Tomar una decisión importante ya es bastante difícil de por sí como para no tener clara cuál es esa decisión ni saber qué hacer, cómo hacerlo o por qué hacerlo.
Me he marcado 8 días en el calendario (aunque uno ya lo puedo tachar) y durante el tiempo en que transcurran esos 8 días la decisión llegará sola, inevitablemente. Funciono mejor con un orden establecido y, de momento, el tiempo es lo único que soy capaz de ordenar. Lo que haga, pasado ese tiempo, será producto de lo que ocurra durante, y aunque estoy casi segura de lo que pasará, prefiero no anticiparme y seguir con mi rutina.
8 días clave.
Y ya sólo quedan 7.









domingo, 6 de octubre de 2019

¿Amigos?

Se define la amistad como el afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. 
Vivimos en un tiempo en el que los conceptos están cambiando cada día. Le colgamos el cartel de "amigo" a cualquiera. Hay amigos de facebook, amigos que conoces de un rato, amigos con derecho a roce, amigos de los que no se ven, amigos de whatsapp... cualquiera es un amigo, y creo que a mí me pilla un poco en medio esta transición. Aunque nos empeñemos en definir con "amigo" todo tipo de relación con todo tipo de personas, la realidad es que no todo el mundo es un amigo, y usamos esa palabra para evitar poner otra etiqueta que matice qué clase de amistad tienes con alguien. Igual, al contrario de lo que algunos creen, sí que haría falta un libro de instrucciones que nos explique cómo mantener una amistad sana con según qué personas.
La amistad, entendida tal como la define la RAE, es la base de cualquier tipo de relación pero, a partir de ahí, se abre un amplio abanico de "formas de amistad". Están los amigos hermanos, los amigos del alma, los amigos de juergas, los amigos para todo, los amigos recurrentes, los amigos especiales, los amigos íntimos, los amigos que se enamoran, los amigos que se casan... la variedad está servida. Sin embargo, no siempre se dan estas amistades de la misma manera para los implicados. No siempre hay reciprocidad. A veces consideramos amigo especial a alguien que sólo te considera a ti como amiga de juergas, por poner un ejemplo, y ahí es donde la supuesta amistad hace aguas. Puede que en la teoría la palabra amigos, a secas, sea acertada pero, en la práctica, no siempre tiene que funcionar.
Yo este martes empiezo el curso en Madrid y tengo amigos/as a quienes puedo pedir alojamiento cada martes durante los dos meses que estaré yendo. Sin embargo, no puedo hacer lo mismo con otras personas que, en teoría, son amigos. Porque, aunque exista un afecto personal, no es para nada puro y mucho menos desinteresado. Y con el trato, no sólo no se ha fortalecido, sino que se quiebra cada vez más. Siendo así, puede que seamos amigos en teoría pero, definitivamente, no podemos serlo en la práctica, y ese tipo de amistad no aporta mucho.
Le colgamos el cartel de "amigo" a cualquiera, sí... pero yo no soy cualquiera. Y a veces, lo mejor es no hacer papelones y dejar la amistad metida entre dos signos de interrogación hasta que se pueda responder qué significa eso en realidad.