jueves, 23 de febrero de 2017

El cielo en sepia

Queda menos de un mes para que vuelva la primavera ¡OTRA VEZ! pero mientras tanto, el cielo se ha cubierto de polvo y anuncia tormenta de barro. El sol parece haberse llevado consigo el recuerdo del primer invierno que se desvanece en la lejanía del horizonte como humo de chimenea. Un nuevo aire capital trae el carnaval a este duelo, devolviéndome el amor propio que perdí en el camino. Sabes que algo se va superando cuando eres capaz de pensar en otra cosa y que además te guste. Y entre esos pensamientos me recreo ahora, desde mi cómodo sillón de despacho, leyendo por fin cosas satisfactorias (quizá demasiado) y dejando de buscar en los recuerdos. Cuando me aburro salgo, cuando me necesitan voy y, si tengo un rato para mí, me distraigo con trivialidades ociosas, o me enfrasco en la lectura, o miro por la ventana la tormenta. Ya no me hace falta la presencia virtual de quien creía el oasis de mis neuras. Me excito con las pequeñas cosas que me rodean, y si me fallan, tengo mi mano derecha. Quizá en esta postal del cielo en sepia quede un resquicio de ese nombre, pero lo escondo tras la nube negra que fue resbalar por urgencia en un charco de incomprensión y de malas contestaciones.





Ni un gramo de razón le doy 
al egoísmo de habernos "saltado las reglas"
Que yo soy yo con mis defectos 
y tú eres tú con tus miserias.

Sí me atribuyo el mérito a desesperar en silencio 
que más que un mérito es una condena
pero si algo bueno tiene es entender quién soy 
y quién sería si tú no fueras. 



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