domingo, 27 de julio de 2025

Tres días

Este mes de julio ha venido siendo todo un ejercicio de expansión, de conocimiento (y reconocimiento), y de grandes consejos. Y antes de que acabe voy a terminar de poner en práctica parte de lo aprendido. 

Mi mundo se había parado, estaba en calma, ni se movía. Y, mientras tanto, ahí afuera la vida seguía pasando. Sin viajes, sin bolos a la vista, y peor aún, sin propósitos claros me sobraban las hojas en blanco. Tenía (y tengo) muchas cosas por hacer, y quería tomarme mi tiempo para emprenderlas, pero cuando llegan a tus oídos las noticias que no quieres recibir, es fácil venirse abajo, y posponerlo todo. Por un lado, agradecía mucho tener tiempo para mí, pero por desgracia también necesito tener dinero. Y tras varios días de enfoques y desenfoques, encontré el botón de la motivación, el que te dice que es mejor aprovechar el tiempo en generar futuras oportunidades, que quedarte mirando el gotelé. 

Y así desperté un día con la actitud renovada. Y, aprovechando que el alejamiento del contaminante y contaminado mundo ya no me llegaba tanto estando a la orilla del mar, fue más fácil decidir en qué lado de la línea invisible colocarme, aun sabiendo que me movería entre un lado y otro por momentos. Alineación.  Inducida o natural, no importa. Lo que sea para llegar al punto exacto donde todo está en su sitio. Y es justo ahí, desde ese lugar, donde lo que sea que se te pase por la cabeza es factible. Porque lo sientes tan natural como cualquier cosa lógica, aunque no lo sea. Porque no todo es lógico, especialmente una idea abstracta. De hecho, son éstas las que han credo el mundo en el que vivimos. Necesitamos saber cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué a la hora de entender algo (somos seres racionales), pero en el momento en que obvias todo eso y te dices “no sé cómo, cuándo, dónde, por qué, ni para qué, pero esto va a pasar”, todo pasa. Y yo no puedo responder a nada de eso ahora, pero sé que aquello en lo que me empeñe, acabará dándose sin lógica, sin entendimiento, y sin forzarlas. Sólo hay que aprender a desconectar la mente lógica que te hace dudar y te hace esas preguntas, y te baja al mundo programado de los hechos, cuando una ya sabe que los hechos, antes de ser hechos, fueron ideas disparatadas. Recordar eso cada vez que la duda aprieta, ha sido mi gran reto de este mes. Si lo sientes posible, sólo hay que encaminar todas las acciones en esa dirección. Y llegas. Siempre. Seguro. Como sea, donde sea, cuando sea, por lo que sea y para lo que sea. 

Y después de haber visto cómo me volvían a llamar para trabajar, cómo me surgían las mejores ideas, cómo entendía la dinámica de mis acciones, de mis pensamientos, de mis páginas... me he venido arriba, y en unos días pondré en práctica algo más. Aquello que necesito tener o soltar. Y es ahora, antes de que pase el verano y el círculo se cierre. 

Tres días.
Tres días para jugar, para crear el personaje de la nada, para ser pequeña otra vez. No es imposible, ni siquiera es absurdo. Es sólo la confirmación de algo. El resultado de esos tres días será la mejor de las noticias, me guste más o me guste menos. Alejada del mundanal ruido, sin móvil y sin distracciones, y centrándome únicamente en lo importante: en mí, en lo que puedo controlar, y en lo que puedo "manipular". Después de eso todo será más fácil, más ligero, más de verdad. Y podré centrarme en subir al Mulhacén muchas veces hasta hacerme con toda la sierra, en preparar cada viaje, en llegar a los 2000, y en cambiar ligeramente los colores, la ubicación y las circunstancias para conseguir que lo que no me hace bien no me haga falta (a menos que, tres días después, la vida me sorprenda). 

Esos tres días son mi plan A. 
Tengo plan B. 


No hay comentarios: