martes, 15 de julio de 2025

Calcetines rotos

Nada mejor que una noticia incómoda para que todo se acomode. Eso fue lo que pensé al día siguiente del big bang, cuando descubrí que había caído en una estúpida trampa de egos y de manipulación, y que encima no era "buena candidata". Basta comprometerse con una idea para que ocurra algo que la destroce por completo. Lo llaman Ley de Murphy, pero esta ley en realidad dice que todo lo que es factible de ser, será. Y será porque la tendencia a lo negativo siempre es más fuerte. Porque lo malo es más fácil de creer. Y lo que creemos lo define todo. Mi último intento de entender este paradigma fue tan improductivo como decepcionante. Demasiadas contradicciones. Es caótico posicionarse cuando un día aparece en tu cara (y en tus oídos) aquello que buscas, y al siguiente, viene alguien que te desmantela todas tus creencias. Y después de tantos hechos (y de tanto hecho) la motivación fue mermando. 

La posible decepción era parte indiscutible del juego, y así estuve varios días: decepcionada. Fluctué mucho entre el sentido común y esa voz que sin ninguna lógica te dice que no pienses tanto y te dejes llevar. Y tras varios días más, concluí en no dejar entrar en mi mundo voces ajenas que sólo buscan su propio beneficio, pero a la vez, no perder de vista lo que hay. Porque las terceras personas entorpecen y obstaculizan, pero algún provecho se le puede sacar, aunque sólo sea la precaución. Y así puse a cada cual en su sitio (empezando por mí misma), tomé la decisión de cerrar la puerta sin hacer ruido (pero quedándome pegadita al otro lado), y me reposicioné al menos por un mes y medio más. 

Y antes de caer en el olvido y dejar de ser vista, antes de seguir estando, antes de seguir forzando... me voy a la playa y me centro en el nuevo plan, que no es otro que esmerarme en plantar un buen jardín, y ordenar los cajones de la memoria poniendo lo importante a mano, y dejando esos calcetines rotos, que ya no te pones porque están rotos pero son tan bonitos que tampoco los quieres tirar, en el cajón de abajo, que ahí no ocupan lugar, y quién sabe si algún día podrían "servir para algo". 

Sigo queriendo lo mismo que el primer día, pero la razón por la que lo quiero ha cambiado. Con los nuevos datos hay un nuevo interés. Y como la vida no te quita nada sin darte algo a cambio, ya tengo un repuesto en el banquillo que dentro de poco me llevará a vivir una nueva experiencia. Porque algunas cosas sólo ocurren para llevarte a otras mejores. 

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