sábado, 7 de septiembre de 2019

¿Repetimos?


Septiembre siempre me plantea muchos interrogantes. Por manido que suene, es la época en la que algunas cosas acaban y otras empiezan. Se acaba el verano, la desconexión, las vacaciones, y comienza todo lo demás. En mi caso, todo lo demás es trabajo, y gran parte de éste se me ha acumulado en el mismo mes. Tanto es así que he tenido que rechazar convocatorias de casting, cancelar algún bolo y posponer algún otro. Nunca sabes si estás eligiendo bien tus cartas. ¿Tendría que haber hecho esto en lugar de lo otro? ¿Me interesa más lo que he escogido que lo que he rechazado? ¿He abierto la puerta que me lleva a un lugar mejor, o estoy caminando por el mismo laberinto una y otra vez?
Una de las cosas que sí he decidido hacer me llevará a Madrid en un par de días. Y no sólo a Madrid,  al sitio justo de Madrid. A ese lugar inquietante de la calle de la amargura llamada Loreto y Chicote. "Christian Bale es un gilipollas" ha sido seleccionada en la II Edición Mínima de Microteatro Madrid, y durante dos semanas estaremos representándola de martes a domingo. Dos semanas enteras visitando a diario el lugar donde todo empezó y transitando su calle melancolía. Pero ahora sí puedo hacerlo. Ahora, que miro con otros ojos mi vida y que no hay venda que me ciegue ni cadena que me ate, ni sensación de soledad, ni añoranza. Espero poder decir lo mismo a mi regreso.
Últimamente, todo me está llevando de vuelta a Madrid. A parte del microteatro, una nueva agencia de representación se ha interesado en mí para incluirme en su cartera de publicidad, y otra agencia de ficción estará recibiendo material los próximos días (con un poco de suerte, puede que me acepten). Si me vuelvo de Madrid representada por dos agencias para dos campos de trabajo distintos, ya habrá valido la pena estar allí. Claro que actuar en Microteatro por Dinero es una satisfacción por sí sola y una espinita que me saco, independientemente de la recaudación final y de que exista la posibilidad de recaer en antiguos errores. En octubre, comienzo también un curso de interpretación ante la cámara que dirige Montxo Armendáriz, lo que me seguirá llevando allí una vez a la semana durante dos meses.
Es como si algún patrón se estuviera repitiendo: las obras escogidas, las agencias, Madrid llamando a la puerta y el pisito azul nuevamente habitado por su dueño. El muro que levanté en su momento sólo es traspasado por una señal de wifi, pero eso no quita que en algún momento se pueda venir abajo. Ya hice una visita al otro lado sin que eso supusiera daño alguno, pero me fío poco de mí misma como para asegurar que podría esquivar las flechas.
El mes lo acabo con un concierto de Beba & Los Rockafeller en Motril y otro microteatro en Granada. Todo lo demás (castings, entrevistas de trabajo, rodajes y tentaciones) está aún en el aire.






No hay comentarios: