jueves, 9 de agosto de 2018

"Crisistunidad"


Si algo me hace alejarme de la realidad es, paradójicamente, poder escribir sobre ella. O, mejor dicho, reescribirla a mi manera. Cuando la vida se presenta frívola o carente de emoción, que es lo cotidiano, un fogonazo de extraño romanticismo es como un oasis en el que me gusta regodearme, y es desde ahí que me animo a escribir. Relatar un hecho sin más, no me supone nada; ahondar en él para que lo que es, no sólo sea sino signifique, es lo que me hace elevar los pies del suelo y encontrarle sentido a las cosas.
No he tenido ni tiempo ni capacidad de reacción para entender cómo me sentía después de que resurgiera de las cenizas algo importante que ya apenas era un leve recuerdo difuminado por el tiempo. Un tiempo infinito que parecía no tener prisa por llegar a ningún lado, y que se negaba a darme alguna pista que justificara su lentitud. Acabé por resignarme, encontré otros consuelos y guardé todo lo que quería olvidar en algún rincón de mi memoria, pero sin ignorar que estaba allí. Y resulta que era cierto y que el tiempo tenía razón, porque ahora puedo regresar a ese rincón y ver que lo que guardé como un tesoro al que me negaba a renunciar, estaba tan lleno de polvo que apenas se distinguía su valor. Se llama perspectiva, y eso… sí, lo da el tiempo.
Temía y ansiaba a partes iguales que llegara ese día, y cuando llegó, ni el temor ni el ansia se manifestaron. Todo estaba bien así. Reaccioné  con extraña alegría, no me salió ser distante, o arisca. Olvidé el posible rastro de resentimiento que creía conservar, y luego entendí que eso significaba mucho más de lo que parecía. Y aunque la cosa no pase de ahí (o sí… transcurran otros 5 meses, o tres semanas más) me alegra saber dónde estoy, me alegra saber dónde estamos, y me alegra poder alegrarme por ello. Me costó un calvario soltar las armas y rendirme, pero ahora sé cómo funciona la vida y lo espero todo de ella, esta vez, sin resistencia alguna. Poder “soñar” sin torturarme es lo que me han devuelto a cambio, sólo que ahora los límites sé ponérmelos yo misma. Ojalá esta oportunidad, con la que ya casi no contaba, sea el nuevo principio de algo mejor.

(“No querría perderte…”)

No hay comentarios: