sábado, 22 de abril de 2017

La frivolidad del otro rincón

Frívolo/a: Dícese de la persona que no concede a las cosas la importancia que merecen, no las hace con la seriedad, el sentimiento o el interés requeridos y solo piensa en el aspecto divertido o lúdico de la vida.

Creo que la frivolidad podría llegar a ser una virtud en según qué casos. Debería ser incluso obligatoria cuando las circunstancias claramente la requieren. Pensar con la cabeza, que para eso está. Aunque debo decir que las mejores cosas que he hecho en la vida no las pensé con la cabeza; no las pensé. Eso trae consecuencias, claro, a veces incluso buenas.
No podemos cambiar lo que somos, y yo soy muy de crearme necesidades aunque no me dejen vivir. No lo elijo. Si fuera cuestión de elegir, elegiría la frivolidad y pasaría de todo. Empequeñecer no le gusta a nadie. Antes me podía sentir a salvo en mi burbuja, pero ahora no encuentro refugio en ella. Reconozco que tengo miedo, y espero que sea cuestión de tiempo poder curarme de lo que me asusta. Quizá con dosis de frivolidad, aunque eso signifique ir contra natura. Puede que mi rincón no esté tan mal. Puede que deba quedarme en él sin buscar otros rincones. Puede que encontrar ese rincón a ciegas sea el mejor de los pecados y la peor enfermedad. Puede que poder sea irrebatible.
El rinconcito de mi casa me recuerda, con el paso de los días, a qué se reduce todo en esencia. Cómo empezó y cómo debe seguir (o acabar). Pero cuando salta el "good news" en mitad del silencio se me olvida el camino recto y echo a volar otra vez, perdiéndome en canciones que encuentro por azar y que me dicen cosas que entiendo. Entonces me resigno a aceptar sin valorar nada. Aceptar sin más lo que sea que me pueda pasar.
No voy a sacrificar tanta vida solo por evitar estrellarme. Me estrellaré con gusto, pues. Al final, pasan los días con sus crudas noches, y acabas uniendo pedazos, te recompones y sigues caminando (que para eso se hicieron estas botas). Pero mientras eso ocurre disfrutaré de tener todo lo bueno encerrado en este aparatito que por momentos acaricio como quien tiene un tesoro entre las manos, y que me eleva a un mundo que no es real y que me gusta más que éste. Donde las distancias son cortas y el norte y el sur se tocan, y la lluvia moja sin resfriar, y hay chimeneas en el frío y playas en el calor. Donde se puede caminar por las calles sin máscaras ni falsos gestos. Donde puedo hacer que la risa no deje actuar a la frivolidad, donde mirarse a los ojos no da miedo y donde se puede llorar sin ahogarse y permitir que otras manos se den cuenta. Y en ese plano falso intento colar realidades que se acerquen mínimamente a mi imaginación, buscando maneras de llegar con o sin excusas artísticas. Y si no llegamos, el proceso al menos me inspirará estas noches de whisky y música.
Canción en bucle, "A place in your heart", de lo último de Ray Davies. Volando sin frivolidades...


I can't explain
And I'm letting my emotions get the better of me
You're always on my mind
But I can't tell you that I willingly follow you
If I can't have you
How can I expect to have a place in your heart? (...)

(Ray Davies)

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