martes, 26 de abril de 2016

A día de hoy

Con mayo a la vuelta de la esquina aprovecho mis últimos días de paz en casa. Los meses han pasado como un suspiro desde que me mudara, en parte porque no he tenido casi tiempo de parar. He pasado la mitad del tiempo ensayando o tomando clases, y la otra mitad haciendo bolos o buscándolos, y a día de hoy sigo igual. Los ensayos con Jalea Teatro van más que bien y tendremos nuestra obra para estrenar muy, muy pronto. Se titula "El Desvarío", su autor es Jorge Díaz y comparto escenario con Juan Megías, Belén García y Pepe Ríos. Al mando de la dirección se ha puesto Constantino Renedo, que está llevando los ensayos por muy buen camino. Jorge Onieva se está encargando de la venta, lo que me deja muy tranquila porque sé que trabaja bien. En definitiva, hay un buen equipo, y espero que con lo que ha costado llegar hasta aquí empecemos a obtener beneficios pronto. Con Juan también estoy metida en otro proyecto teatral, una obra de mediana duración llamada "La Curiosidad mató al Gato", de Rubén Darío Gil, donde interpretamos a la virgen María y a san José (o a una particular versión de ellos). Con The Happy Fish tenemos un bolo cerrado para el 7 de mayo en "La Casa con Libros" de la Zubia y vamos a mover hilos para intentar acceder al circuito de Diputación. Y con la agencia de turismo Garnata Tours estamos en pleno montaje de "Lorca, poeta entre poetas", un libreto escrito y dirigido por Roy Delipiani para incluir escenas teatralizadas en las rutas turísticas de la agencia. En esta movida también están Juan Megías y Manu Santervás. 
Por otro lado están mis clases de esgrima escénico y las de equitación, Muy contenta con ambas. En equitación, concretamente, estoy progresando mucho para ir solo una hora a la semana. No es nada fácil montar a caballo, a veces no hacen caso y hay que desarrollar un firme sentido de la autoridad para gobernarlos, a parte de perder el miedo a caerse y tener seguridad en ti misma. Me está aportando mucho este deporte, tanto a nivel físico como a nivel psicológico. Cuando consigues dominar la situación, que el animal te "escuche" y te fusionas con él acompasando los movimientos, la sensación es única. Y eso que todavía estoy aprendiendo a galopar en circuito cerrado. No me imagino lo que debe ser galopar en campo abierto, a la velocidad increíble que alcanza el caballo al galope cuando le apetece correr, saltar obstáculos como si volaras... En fin, si no me mato antes, espero experimentarlo algún día. 

Montando a Zambra

No hay comentarios: