viernes, 3 de julio de 2015

Black floor energy

Hacía años que no sufría tanto el verano. El calor aplastante que tenemos y que va en aumento hace imposible cualquier tipo de actividad física. El simple hecho de levantarme de la cama ya me cuesta horrores. Voy de un lado para otro cual lagartija, incapaz de mover más músculos que los necesarios. Todo cuesta demasiado, y eso no ayuda a mi estado de ánimo al que ya he calificado de black floor energy. Se juntan muchas cosas para sentirme así. Nunca me gustaron los parones, los cambios, los finales. Readaptarme a las circunstancias es un ejercicio que no va conmigo por el esfuerzo interno que requiere. Dejar que todo fluya es la filosofía de mucha gente para estos casos y seguramente estén en lo cierto, pero yo no soy de pasar de todo, que es lo que a mi me sugiere eso de "dejar fluir". En cualquier caso voy a probarlo, que para mandar algo a la mierda siempre hay tiempo.
Dicen que la vida no te da lo que quieres sino lo que necesitas. Si eso es cierto, puede que muchas de las cosas que me están pasando últimamente tenga sentido, tanto las buenas como las malas. Soy persona de desanimarme con facilidad, aunque eso de "con facilidad" no lo tengo tan claro. Me desanimo porque tengo razones que me pesan, y que a lo mejor una persona happy flower lo mismo aguanta mejor, pero yo no. Tras el último bofetón de realidad, de una serie que ya empezaba a ser larga, he decidido cambiar mi actitud, pero eso no quita que, como ser humano, no sienta el dolor de las ostias. Lo veía todo muy bonito desde mi nube y volver a poner los pies en el suelo me ha mostrado cosas que no quería ver. Pero a fin de cuentas esa es la realidad, y no querer aceptarla es un gasto de energía agotador e inútil. Así que en lugar de lamentarme por lo que no tengo o cagarme en la gente que pasa de mí, mejor será valorar lo que sí he conseguido y agradecer a los que sí me dan una mano, y me ayudan, y confían en mí. No sé por qué siempre tendemos a darle más importancia a lo malo, por qué una mala crítica pesa más que mil felicitaciones, por qué el rechazo de unos pocos tiene más fuerza que el apoyo de muchos. Por la razón que sea, parece que lo malo siempre es más fácil de creer. Sea como sea, nadaré a contracorriente para despegar del black floor y alcanzar el white ceiling, agarrándome a todos los salvavidas que encuentre en el camino, y lo demás... pues que fluya, que yo mientras tanto me voy de rebajas, siembro semillitas, paseo a mi perra, y sigo trabajando. Y donde la energía no acompañe, desconecto y punto, que por algo será.

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