Este año, sin embargo, me ha tocado ver la cabalgata bien de cerca. Bueno, no se puede decir que la haya visto porque yo iba en una carroza casi al principio y ni idea de lo que traía detrás. Me preguntan que si me ha gustado la experiencia. Pues como experiencia no está mal. Incluso la disfruté cuando empezamos a vestirnos y a maquillarnos y aquello empezó a andar. Además, eso de que la cabalgata de Granada sea la más antigua de España, con 103 años, mola. Hasta Lorca salió en la de 1912. Pero es que no es lo mismo estar dentro de la cabalgata que estar fuera. Yo desde allí arriba veía a las miles de personas que se amontonaban en las calles, las caras de los niños, la emoción general...
Por suerte no pasé nada de frío. Me forré entera con ropa térmica y el vestuario me lo puse encima (como todos). Tuve que improvisar mi papel sobre la marcha, y más o menos a la altura de Reyes Católicos entendí la dinámica. Quedarme quieta para no caerme de la carroza, tirar caramelos de vez en cuando y buscar caras conocidas, como hacen todos. Sea como sea, me gustó ver mi ciudad desde allí arriba vestida de magia. Las cosas son tan especiales como queramos dibujarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario