miércoles, 2 de junio de 2021

Un empujón más

A una semana de mi cumple, me veo llegando con el último aliento al final de la carretera, a una rotonda iluminada donde elegir dirección y poder entrar… quién sabe dónde. Porque espero que ese día 8 sea el último día de muchas cosas, y el principio de algo nuevo que, últimamente, veo reflejado en todas partes: en el cascanueces, en la niña de “esa” peli, en el momento que encontré la magdalena, o en las mentiras piadosas que nos cuentan las estrellas a las que miramos hacia arriba de vez en cuando. Todo lo que es, es porque lo pensamos (los peripatéticos y yo estamos aprendiendo tanto. “Merlí, ens fots trempar!”). 

Mi coche, mi biblioteca, mi acogedor rincón… nuevos espacios para nuevas cosas. Viendo destinos para un billete de avión a punto de caducar, y con los faros mirando lejos, al norte, a un lugar imaginario de un pasado también imaginario. 

Los fotogramas del corto empiezan a tomar forma, aunque la música tendrá que esperar un poco más. El último intento destrozó algo muy querido que ya no debía tener. Y se destrozó algo más en ese momento: la otra mitad de dos partes aparentemente irreconciliables. 

El 9 de mayo se dio por terminado el estado de alarma y el toque de queda, y parece que empezamos a estar donde siempre estuvimos. Y todo coincide… el color de las cálidas noches de primavera, tanta luz natural, las salidas eternas desde el barrio hasta los rincones más desconocidos… Y aunque no esté donde siempre, estoy para quien me busque (a boca llena). Hasta entonces, mejor de lejos, mejor en calma, mejor callados. 


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