miércoles, 3 de junio de 2020

Potencialmente peligroso

Mi amor a lo imposible me ha llevado a sitios que nunca hubiera conocido sin mi amor a lo imposible. En esos sitios saboreé lo mejor y lo peor de la vida, y en el camino aprendí cuatro cosas que ya he olvidado a medias. Y para pensar menos y olvidar más (ahora que todo se repite) dejaré otra vez el hábito de pasearme por los muros de tu casa, de buscar la luz verde, y de releer viejas palabras. Porque hace un año, todo parecía lo que meses después no fue, y ahora que todo es lo que no parece, no sé qué creerme. Pero si el hombre necesita tropezar dos veces con la misma piedra para escarmentar, yo necesito tropezar 500 veces con la misma montaña, y aún así no me daría por vencida. En esas estamos; con la montaña en frente y más ganas que nunca de derribarla.

Creo que la nueva normalidad no será muy distinta de la vieja estupidez, pero siendo un año más sabia, me resbala casi todo, y estoy más preparada para la decepción que para la sorpresa. A cinco días de dejar atrás otro año, mi regalo anticipado ha sido grabar este vídeo, cuya canción, en varios momentos de mi vida, significó multitud de cosas que no soy capaz de describir. Y la canción no es nada al lado de lo que mis ojos registran en cada fotograma. Hace dos años no me hubiese imaginado algo parecido.




                                          Y LA FALDA MUY CORTA - Peces de ciudad


Pero esto pasará, como pasa todo, y lo que viene es tan desconcertante que no logro imaginarlo. Más allá de los bares abiertos, hay un horizonte idílico y una normalidad (nada nueva) que me retan, una vez más, a saltar sin red apostando la vida. Un desafío potencialmente peligroso, una ruleta rusa emocional, una escalera de color en blanco y negro. Y sin embargo, yo sigo empeñada en mi doble o nada, porque a fin de cuentas, perderlo todo no es otra cosa que empezar a ganar algo.

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