lunes, 16 de julio de 2018

Pescado podrido y caramelos para chupar

Hace ya como un año que decidí ponerme digna conmigo misma y con mi trabajo, y mandé a la mierda a las personas que entorpecían tal propósito. No trabajo con dejados, ni con informales, ni con quien se toma mi trabajo a la ligera porque, simplemente, me están faltando al respeto. Durante años he tragado mucho en pos de algún proyecto tentador que me aportara algo a nivel profesional, o supusiera una suculenta suma de dinero. Un día me di cuenta de que si no estás a gusto en tu entorno, o peor aún, los dolores de cabeza van in crescendo, no vale la pena ni la aportación profesional (que tampoco la hay) ni todo el dinero del mundo.
Cuando me llamaron este verano de un ayuntamiento para contratar a "The Happy Fish" pensé que igual, para un bolo tan bien pagado, podía probar suerte y apostar porque saliera bien eso de reunirme de nuevo con los chicos. Nada más lejos. La falta de profesionalidad de los susodichos me dio de frente otra vez para recordarme las razones por las que ya no quería saber nada del grupo. Lástima no haber reaccionado antes de salpicar a tanta gente. Sea como sea, no he pasado la mano. Me quedo sin bolo pero gano en salud. Y dentro de lo mal que me han hecho quedar, he podido subsanar el daño. Lo peor es que trabajar con amigos es delicado, porque la ruptura profesional puede desencadenar la ruptura amistosa, pero eso ya es problema de otro. Yo siempre he tenido muy bien diferenciadas ambas cosas.
Sigo adelante con todo lo que tengo y con la gente que, al menos de momento, tira del carro conmigo. Y si ser estricta me supone menos trabajo me importa bien poco. Al menos el que salga, saldrá bien y lo podré disfrutar. Y en mi tiempo libre sé cómo entretenerme (y con quién).
Acabo de terminar el curso de Iniciación al Doblaje y he descubierto un mundo nuevo de lo más atractivo. Han sido dos semanas de inspiración a muchos niveles. He cambiado esa imagen en mi cabeza que se repetía en modo bucle por algo nuevo (por fin algo nuevo). El sabor de los caramelos rellenos nunca fue tan significativo. No se rechaza un caramelo (que me lo digan a mí) y menos si actúa como calmante. Puede que continúe la formación después de verano, aunque hacer planes más allá de mañana es tontería; a saber dónde estaré después...

No hay comentarios: