jueves, 1 de diciembre de 2016

La vida de "bee"

En mi último viaje a Madrid tuve la suerte de que tanto en la ida como en la vuelta el autobús contaba con tablets y cuando no estaba durmiendo podía ver pelis. Tuve que tragarme un par de bodrios antes de dar con una realmente buena. No pude terminarla así que me la pillé para verla bien al llegar a casa. Se trata de "La Vida de Pi", una de esas pelis que te dejan dándole vueltas al coco, como cuando vi por primera vez "2001. Una Odisea del Espacio". En mi caso, las pelis que me hacen pensar me llevan casi a la obsesión. Estuve varios días, con sus noches, intentando responder a todas las preguntas que me rondaban: ¿existía el tigre?, ¿existía la isla?, ¿existe dios?... ¡¡¿¿¿los plátanos flotan???!! Supongo que a veces la vida nos pone en situaciones extremas de las que solo podemos salir por nosotros mismos, aferrándonos a lo que sea que nos pueda ayudar, ya sea real o imaginario, se llame Dios o Richard Parker, sea válido para los demás o no... y que en el fondo, solo importa lo que signifique para ti, y que cada uno piense lo que quiera. Hay que quedarse con la belleza de las cosas, incluso con la belleza que reside en las peores situaciones, en los peores sentimientos y en lo más feo que nos pueda pasar. Mientras haya colores, sol, música, un pez nadando, estrellas en el cielo, poesía.., hay vida, y encararla es una elección y depende de gustos, genes, inclinaciones y circunstancias. Mejor o peor, la vida es así y nuestras decisiones (voluntarias o involuntarias) nos llevan a la deriva por un mar a veces alborotado y otras veces tan en calma que te puedes reflejar en él, y te ves, y lo entiendes todo. Momentos de lucidez lo llaman. Alguno he tenido. 
Y de estas cosas que tiene la vida, me he reencontrado con un viejo amigo. Un chico que conocí con 15 años, cuando estuve de intercambio en Manchester y con el que estuve manteniendo correspondencia durante varios años, hasta que un día se cortó la comunicación. Ahora, casi 20 años después, nos hemos encontrado por Facebook. Vive en un pueblecito del sur de Francia, trabaja de guía turístico, tiene casa, novia y animalitos y está hecho un hombre, aunque se sigue pareciendo a aquel chaval con espinillas que me llevó a ver "Titanic" a un cine inglés e intentó meterme mano. Recuerdo una frase que me escribió en una de nuestras infinitas cartas: "Mientras vivamos bajo el mismo cielo puede que nos volvamos a encontrar", y ahora la tecnología nos ha acercado tanto que sé seguro que nos veremos, tarde o temprano. Es genial comprobar cómo cada uno ha encaminado su vida a lo que le gusta. Él siempre me enviaba fotos de sus escaladas por las montañas, y de los viajes que hacía, y ver que ahora se dedica a hacer eso me ha encantado. Lo mismo  le ha pasado a él conmigo, que lo ha flipado al ver que he tirado por el mundo del artisteo. Recuerdo que cuando vinieron los ingleses a Motril hicimos una fiesta en una discoteca y una amiga y yo preparamos una canción, ella al piano y yo cantando. El único que me prestó atención fue él, que me miraba embelesado y con una gran sonrisa en la boca y que cuando terminé aplaudió como un descosido, y me dije que era una artista y que cantaba muy bien, jajaja... críos... 
Y es así, la vida te da sorpresas. Como que de pronto te escriba alguien a quien tú ya creías fuera de tu vida, y que se disculpe (más vale tarde que nunca) y que todo ese mal rollo que tenías con ella y que te llevó a echarla de tu vida, desaparezca como si no hubiera pasado nada. Si algo bueno tengo es que no soy rencorosa, aunque a veces me gustaría ser más firme y más fría a la hora de perdonar, aunque solo sea para eliminar la sensación de blandengue que se queda cuando te rindes a las buenas palabras sin recordar las malas acciones. Pero supongo que es mejor ser blandengue que vivir envenenada, y a fin de cuentas, si estoy donde estoy es también por "culpa" de esas malas experiencias que acaban por llevar a cada uno a su lugar. Será un rollo kármico... 
Seguramente el 2017 me seguirá dando una de cal y otra de arena, pero la cal y la arena del 2016 ha sido necesaria, y si echo la vista atrás creo que ha sido un buen año aunque apretado a nivel económico y con más desengaños de lo habitual. Así y todo, he logrado superar tantos rollos personales que no cambiaría ni un grano de esa arena (ni de esa cal). Ya estamos en diciembre, y antes de que el año termine me queda un mes entero por llenar. Tengo un nuevo bolo con The Happy Fish y otro con Jalea Teatro, un corto, un videoclip, y me van a entrevistar en EsRadio Granada, donde ya concedí una entrevista para promocionar el último concierto que hice con mi grupo el pasado 26 de noviembre. He aquí la entrevista en cuestión. Y fue a raíz de ella, que me propusieron ir al estudio este mes para una entrevista personal, así que allí estaré hablando un poco de todo lo que me ocupa. Y antes de meterme de lleno en trabajo, este finde me lo dedico al ocio más ocioso, a las relaciones sociales de placer, y a eso de jugar con fuego sin quemarme.


                           Entrevista en EsRadio Granada. The Happy Fish





No hay comentarios: