sábado, 18 de junio de 2016

Envejece adecuadamente



Gloriosa noche la del 10 de junio. Cuarto concierto con The Happy Fish y los tres temas nuevos salieron de escándalo (el resto del concierto también). No fue genial a nivel de público. El maldito fútbol y los exámenes finales nos quitaron gente (junio es un mes regular para los bolos). Tampoco fue genial a nivel técnico. El sonido pudo haber sido mejor... los chicos y yo tuvimos que cantar casi intuitivamente (y con todo lo hicimos bien). La sala no cumplió su parte del trato: ni tuvimos publicidad suficiente (un evento en facebook no es publicidad), ni tuvimos jefe de sala, ni tuvimos técnico de sonido para que el técnico de luces no tuviera que desdoblarse. En fin, cosas que escapan a nuestro control. Pero a pesar de todo dimos un concierto maravilloso, porque la sensación que queda al terminar es la que cuenta. Si todo hubiera funcionado bien pero al finalizar te quedas con mal rollo porque tu parte (la que sí controlas) ha fallado, entonces sí es un fracaso. En esta ocasión fue al revés. Lo incontrolable falló pero nosotros no, y por suerte la gente se queda con eso, y una misma también. Me conmovieron los comentarios que fueron llegando, todos positivos, algunos incluso entusiastas, sin mencionar que tuvimos la fortuna de contar con la presencia de Juan Jesús García, que días antes me entrevistó para El Ideal, y luego sacó una crítica sobre el concierto en el mismo periódico. Todo esto ha promovido un torrente de energía conjunta con mis chicos que nos ha impulsado a seguir subiendo y aspirar a escenarios más altos, lo cual no significa que dejemos de estar en otros más modestos, pero está bien pensar en grande. Y con esta filosofía, el otro día nos convertimos en peces nocturnos y nos lanzamos a los mares de la ciudad en busca de buenos anzuelos: tenemos cerradas dos fechas para otoño, una en el Alexis Viernes (dentro de las actividades paralelas del Festival de Jazz) y otra en el New Chicago, ambas a caché. Además estamos pendientes de entrar en la programación del Anfiteatro del Palacio de Congresos para una fecha en julio y menos probable, aunque no imposible, en el Festival de Swing de Monachil.
La verdad es que cumplir 34 (¡¡¡34 ya!!!) con tanta movida alrededor se hace menos traumático. Sí... me deprime cumplir años. Es la evidencia de lo rápido que pasa el tiempo y la decrepitud que acarrea. Evidentemente, no lo notas con 34 años pero ya llegará... y esa certeza te la recuerda cada cumpleaños que pasa. Pero si es inevitable cumplir años al menos se hace más llevadero cuando estás en un momento bueno de tu vida, haciendo lo que te gusta aunque no te deje un segundo libre para otra cosa que no sea trabajo y teniendo gente buena cerca, celebrando que eres más vieja pero que te quieren igual o más. Mi adorable pececillo Willy me organizó una fiesta sorpresa el mismo 8 de junio cuando salí de ensayar. Había globos, había comida y bebida, había un regalo (como si no fuera suficiente regalo organizar aquello) y había amigos; no todos los invitados, pero dos de los buenos. Y no hacía falta más. Durante el resto de la semana obtuve más regalos de los que hubiera podido desear, y no necesariamente materiales (que también los hubo).
Ahora, tras la resaca swing-34, toca centrarse en lo próximo, y lo próximo es ya. El 24 de junio estrenamos con Jalea Teatro "El Desvarío". Será a las 21:00h en el Teatro Municipal Cervantes de Gójar. Un estreno promocional para intentar que nuestra compañía se establezca como una más en el circuito profesional de Granada. Cosa bien difícil y que requiere de un trabajo bastante ingrato al principio, pero que como todo, es cuestión de creer. Cinco días después, el 29,  "Lorca, poeta entre poetas" también verá la luz (y ya de paso, yo veré dinero). Y así cierro junio y me relajo un poco. Un poco solo, que no me gusta dejar de trabajar, pero agradeceré tener varios días de no hacer nada para quedar con amigos y retomar mi vida social que tan abandonada tengo.


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