domingo, 17 de mayo de 2015

El cielo sobre Granada

Hoy el atardecer tiene un color verde agua, como los ojos que brillan sobre Granada y que me miran sin ninguna intención, o quizás, a veces, con un atisbo de curiosidad. Es el color del verano que ya se acerca, vacío y amenazante, anunciando un adiós que ojalá sea un hasta luego. Hoy ha sido un domingo raro, uno de esos domingos que no lo parecen. Con doble función de romances, con el marco incomparable del Manuel de Falla, con autobuses, ajetreo, amigos, cervezas... Y siendo casi las 22:00, aún no se ha hecho de noche. Mi corazón, tan lleno de compartimentos, ya piensa en hacer reformas y achicar el espacio, y no sentirse abarrotado. Protegerse siempre, aunque lo haga fatal. Y puede que nunca lleguemos a saber de verdad lo que significamos para alguien. Solo algunas personas te lo muestran y solo con algunas tenemos la oportunidad de mostrarlo. Ay, si supieran... y ay, si supiera yo. Pero casi mejor no saber tanto. Está bien tener esos compartimentos privados, escondidos, con los que a veces poder mirar al cielo color verde agua y decir bajito (bajito para no gafarnos): "it's a wonderful, wonderful life". 

No hay comentarios: