viernes, 13 de marzo de 2015

El vacío

Cada vez tengo más claro que las personas entran en tu vida por una razón. Algunas la desbordan y otras dejan vacíos. Pero los vacíos son para llenarlos... Se acaba la semana del tango y estoy a tope de trabajo. Se acumulan demasiadas cosas en poco tiempo y todo no se puede. Selecciono caprichosamente lo que vale la pena, a veces sin darme cuenta de donde está eso. Pero tomar caminos está bien, aunque haya que dar la vuelta más tarde o más temprano. Puede que la mezcla de estrés y emociones contradictorias me hayan vuelto vulnerable estos días y haya buscado desesperadamente dónde refugiarme, cuando en realidad ya tengo ese refugio. Un refugio que lo encuentro en muchos ojos, en brazos de amigos, en un escenario o en una canción. La magia, al fin y al cabo, va y viene y es mejor cuando te sorprende, cuando no la ves venir, cuando todo se dispone a su favor. Un tropiezo no tiene que significar una caída, y si caigo me levanto sola; sé lo que me espera al hacerlo y eso es lo que me anima a subir. He aprendido a valorar lo que es capaz de dar cada uno, y me quedo con eso, porque eso es lo que me sirve y lo que me da cuerda. Beber en vasos rotos termina por cortarte, pero incluso el sabor de la sangre nos atrae. Hasta qué punto es lo que hay que valorar... Este finde termina el festival de tango, el rodaje del corto y el vacío.

No hay comentarios: