domingo, 29 de junio de 2025

Parones, reseteos y un nuevo espacio

Por fin, tras mucho tiempo de correr, de no parar, de traer mil cosas entre manos, ya puedo parar un poco. Tiempo de calidad para mí, y otro verano abrasador por delante. He aprovechado los pocos días libres de junio en reacomodar mi piso, y hoy ya puedo decir que mi nuevo rincón con vistas está terminado. Y como soy tan "cuadriculada", he querido hacerlo bien, y le he metido mano al resto de la casa limpiando hasta los lugares más recónditos. En cuanto consiga el sofá bueno, no me sacan de aquí ya… 

Este mes comenzó con el final de mi primer circuito. Fue agotador, calurosísimo y con reglazo de por medio, pero la acompañante fue bien acompañada porque tuve la suerte de coincidir con una compa experimentada y encantadora que me hizo la vida fácil durante todo el viaje. Pisé por fin el Puy du Fou que, desde que lo estudié en el curso, tenía mil ganas de conocer. Y ahora quiero repetir porque me quedé sin ver "El Sueño de Toledo", y sin montar en el Chiquitren de Aranjuez. Además, tengo que sacarle rendimiento al mes y pico que me tiré estudiando y preparándome el viaje. Pero hasta septiembre no creo que salga ninguno más, y los destinos que hay para el verano (todos al norte y a Portugal) parece que ya están asignados. Si es así, este verano voy a andar justísima de pelas (ahora que me había acostumbrado a no contar monedas...). De todas formas, confío en que salgan cosas (aparte de una excursión que tengo el 5 de julio, suponiendo que no se cancele... ). A tirar CVs, encender incienso y esperar, que el tiempo libre me lo gestiono bien, aunque no pague facturas, y siempre puedo aprovechar para escribir nuevos proyectos que tengo en mente. 

En cuanto paro un poco, como hoy, pienso en lo que falta y eso me ayuda a encarrilar mi vida, aunque también me pone nerviosa. Por eso, sólo le dedico un rato. Porque prefiero pensar más en lo que tengo, que no es poco, que en buscar maneras de complicarme la vida con carencias. Bueno, no me voy a engañar, me encanta complicarme la vida; le pone su punto de sal y pimienta. Cómo hacerlo sin pasarse es otra historia. Y en verdad vengo muy comedida. El 5 de mayo di por finalizada una innecesaria relación ficticia, y dos días después volvió sin esperarla. Ideas... son sólo ideas. Tener eso claro me da cierta seguridad, pero me impide actuar libremente. Puedo seguir esperando cosas locas, porque lo último relacionado con esto fue muy loco, y sólo tuve que imaginarlo. Con la Alhambra de fondo y en el contexto exacto apareció lo más cercano a la estampa soñada, sólo que tenía otra cara (la otra cara). 

Entre tanto, cumplí años otra vez, y aunque el cuatro empieza a pesar físicamente, ese día me pesó más verme tan lejos de la gente que tengo tan cerca. El círculo se está reduciendo ya demasiado, pero es cosa mía mantenerme al margen de él. Y aunque siempre intenta una adelantarse a los acontecimientos para estar preparada, no siempre los ves venir. Como me ocurrió en Sevilla, que fue el otro gran momento del mes. El festi se me hizo tan bola como el montadito de pringá. Absolutamente todo vino torcido desde los días previos. Fue una cadena de desdichas que culminaron  en un irrespetuoso "buen viaje", y todo formó un cúmulo de mala energía dentro de mí que fue imposible de digerir. Por fuera intentaba encajar en un circo donde a mí me estaban creciendo los enanos. Por dentro luchaba contra el asco, el calor, el hambre, el cansancio, la negatividad, el rechazo, la injusticia, y el dolor de pies y alma. Quise que, al menos durante unos pocos minutos, no se notara lo invisible, pero habló por sí solo. Eso sí, gané algunos contactos que ojalá sean la razón de todo este despropósito. 

Podría seguir escarbando y hablar de lo idiotas que pueden ser algun@s a veces, o de la suerte que tengo desde que aprendí a llevarme bien con ella, o de lo a gusto que se queda una cuando dice las cosas cuando hay que decirlas, o de las ideas que me rondan para encarar este verano..., pero tengo calor y pocas ganas de seguir pensando, y todavía tengo que pasarle el trapo a las paredes de mi casa (que me encanta que sea grande salvo cuando hay que limpiarla), y me están entrando ganas de merendar, y me duele el culo de estar sentada, y necesito paz mental para esbozar los dos próximos artículos de la revista (aquí los dos últimos de junio). Seguiremos divagando en julio con vistas, luz y espacio, y con más calor que nunca.