Empecé desde dentro, haciendo de mi cuchitril un lugar acogedor y asomando la nariz por la ventana cada día un poco más. Creando un entorno propio donde sentirme segura y a salvo, aunque la mente traicione a veces. Un día toqué fondo y pedí que vinieran a por mí, pero en esos momentos alguien me escribió para hablar y para invitarme a un sitio chulo. Eché el freno. Si no puedo estar aquí, me voy, pero dejemos la puerta abierta a volver. Y en lugar de hacer las maletas, armé un bolsito con lo justo y me fui a Granada a olvidar. Volví renovada, con un objetivo más claro y con menos nubes negras sobre mi cabeza. No me siento feliz, pero tampoco escandalosamente triste, y con eso me conformo por ahora.
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"A Enrique lo mató la melancolía" decían los allegados, y yo cada vez me hundía más en mi asiento. Antes de la proyección, Álvaro dijo unas palabras y contó anécdotas, como una vez que decidieron tirar la toalla como grupo porque la industria los rechazaba y entraron por casualidad en un local de Francia a comprar tabaco y estaban sonando Los Secretos, y que por esa "tontería" siguieron adelante. O cuando murió su hermano y se encerró a llorar y alguien tuvo la idea de imprimir todos los mails de apoyo que mandó la gente y se los hizo llegar, y que aquella lectura le devolvió las ganas de vivir, y de seguir tocando. Todo está conectado.
Cuando salí de allí sólo quería volver a casa, estaba demasiado removida por dentro para nada más, pero era el cumpleaños de mi amigo y quería que fuera con él y otra gente a tomar algo. Había quedado en Loreto y Chicote y no sé de dónde saqué las fuerzas para llegar hasta allí. La calle donde empezó todo, la que me había traído hasta Madrid. Pensé en beber hasta perder el control, pero no se terció así. Y hasta que no me vi en el metro, rumbo a casa, no pude respirar a gusto.
Quizá algún día pueda caminar con la cabeza alta, mirando a la gente a la cara sin miedo a encontrar un fantasma, volviendo a los sitios que hoy todavía me hacen daño sin sentir que me falta el aliento y disfrutando por fin de la buena compañía. Es el principal objetivo que me he marcado porque sé que cuando eso llegue, todo lo demás vendrá sólo. Es jodido darle la razón a la vida cuando te golpea y más aún perdonarla, pero no te deja otra opción.
Todo está conectado, sí... Yo estoy aquí porque un día abrí un enlace por internet. Pensé que podía comerme el mundo, pero a tu lado. Hoy, la segunda parte de esa frase es sólo una canción de Los Secretos. Seguiré peleando al menos por la primera.
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