Confesarse, por otro lado, no está tan mal, especialmente cuando al hacerlo también otros se confiesan ante ti y te sientes menos sola, y desdibujas fantasías, y la imaginación se pone de tu parte y te da alas nuevas para volar. Si esta noche se cumplen los deseos, habrá que pensarlos bien. Pero, sobre todo, creo firmemente que para que los deseos se cumplan, primero, hay que desearlos de verdad, y segundo, hay que hacer que pasen. Yo, este año, he tenido la suerte de haber estado arropada por personas que quiero. “En la Luna Teatro” me ha salvado en muchos sentidos y me ha regalado los mejores momentos. Pero todo se acaba, y después de verano, aunque seguiré en la compañía, tendré que ver dónde me meto para no dejar de trabajar. ¿Desear encontrar ese sitio? Más bien, buscarlo…
Se cierran etapas y las despedidas estos días tienen nombres de chica: Luján, Lali, Alicia… pero yo me quedo y todo sigue su curso, y mañana puede haber reencuentros (deseados o no) y solo el tiempo nos contará la historia completa un día, y quizá entonces entendamos muchas cosas. A veces pienso que llevo diez vidas detrás…
Algo que también se acaba, al menos de momento, es “Wendy y Pamela” y este tráiler es lo que queda de muestra. Me cambio el color verde de las uñas de Pamela y me las pinto de azul hoy. Y como una cosa lleva a otra, Jose M. Anguiano (director de cine, amigo de Carmen, que vino a vernos a Microteatro) me ha dado un papel en su próximo cortometraje.
No sé si se cumplirán mis deseos esta noche pero seguir soñando con ellos es una buena forma de “tirar palante”. Y así le canto a la vida y a mi particular Bobby McGee, para que me lleve de Baton Rouge a San Francisco, de California a Kentucky y que luego me devuelva al mar...
(“Feeling good is good enough for me”).
No hay comentarios:
Publicar un comentario