Creo que la nueva normalidad no será muy distinta de la vieja estupidez, pero siendo un año más sabia, me resbala casi todo, y estoy más preparada para la decepción que para la sorpresa. A cinco días de dejar atrás otro año, mi regalo anticipado ha sido grabar este vídeo, cuya canción, en varios momentos de mi vida, significó multitud de cosas que no soy capaz de describir. Y la canción no es nada al lado de lo que mis ojos registran en cada fotograma. Hace dos años no me hubiese imaginado algo parecido.
Y LA FALDA MUY CORTA - Peces de ciudad
Pero esto pasará, como pasa todo, y lo que viene es tan desconcertante que no logro imaginarlo. Más allá de los bares abiertos, hay un horizonte idílico y una normalidad (nada nueva) que me retan, una vez más, a saltar sin red apostando la vida. Un desafío potencialmente peligroso, una ruleta rusa emocional, una escalera de color en blanco y negro. Y sin embargo, yo sigo empeñada en mi doble o nada, porque a fin de cuentas, perderlo todo no es otra cosa que empezar a ganar algo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario