Han sido dos meses agotadores pero maravillosos. Trabajaba todas
las mañanas de 9.00 a 14.00 y a veces no volvía a mi casa para comer porque tenía
ensayo a las16.00. Había días que ensayaba con dos grupos diferentes la misma
tarde. En esos dos meses llevaba tres compañías, el trabajo y las clases de
tango, a las que tuve que renunciar porque no me quedaba tiempo. Se fue sacando
todo poco a poco.
Las últimas semanas estuvieron dedicadas al montaje de
"Crónicas". He hecho el camino del Paseo de los Tristes tantas veces
que lo voy a echar de menos. Porque era agotador, sí, y el calor insoportable,
pero cuando llegaba a Escénica sentía que llegaba a mi sitio, al lugar donde podía
evadirme de la realidad y hacer teatro, y compartir, y aprender. Me encontraba
con mi gente, con mi grupo, con mis amigos y me sentía plena. Hubo días que me
senté afuera, en los escalones de la entrada, y lloré; otros días reí. Los
atardeceres, se volvieron cada vez más hermosos, con la Alhambra, los colores
del verano. Hacía el camino de vuelta casi flotando y en buena compañía.
El día antes del estreno hicimos un pase
técnico en el teatro. Todo era nuevo para mí. No estaba acostumbrada a trabajar
con un equipo tan grande y tan dedicado a su trabajo. Era magia... las luces,
el sonido, los efectos, y que yo formara parte de ese todo me llegó a
emocionar.
Andábamos mal de tiempo. El mismo día del
estreno hicimos el ensayo general. Hubo errores, todo estaba pillado con
alfileres, nada seguro, los nervios de punta... pero a las 21.00 había que
estrenar pasara lo que pasara. Y así lo hicimos. Yo estaba extrañamente
tranquila, me sentía acolchada por mucha gente, por todo un equipo, y salí a
darlo todo, como siempre trato de hacer. Y salió bien, salió genial. Al menos
el comentario general del público fue de éxito, y hubo quien dijo que fue el
mejor de los cinco montajes. Así que prueba superada.
Al terminar la función y separarme de la
gente (porque cada uno tiró para un lado) sentí un pequeño vacío. Ese vacío que
se siente cuando algo hermoso se acaba, porque aunque sé que mantendré el
contacto con muchos de mis compañeros, y con algunos incluso seguiré
trabajando, esos dos meses no se volverán a repetir, y menos con todo lo que
significaron para mí, tanto a nivel profesional como a nivel personal…
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